Crítica: Bocc – Santa Eulàlia (2021)


Al pasar una semana después de su muerte por crucifixión, el aquelarre, a altas horas de la noche fue al lugar de tan macabro suceso. Antes de iniciar el sortilegio, alguna de ella rompió a llorar, maldiciendo a los que habían masacrado a su amiga. Una vez todas estaban calmadas, formaron un círculo. Alzaron los brazos enérgicamente, iniciando el ritual. Al acabar, la muerta dejó de estarlo. Procedieron a bajarla, alimentarla y a darle una pesada y roída túnica con la que poder taparse. Una vez más estaban juntas, mas no iban a huir, eso se acabó, era la hora de la venganza….
Bienvenidos al universo de Bocc.

El 7 de mayo de 2021, Catábasis Records, junto con Hecatombre Records, Muerte Matar Records, Eternal Juggernaut Records, Odio Sonoro y Lunar Seas Records lanzaron el segundo E.P de los Doom Death metaleros Bocc llamado » Santa Eulàlia».

El line up del conjunto es: Charli (bajo), Linares (batería), Emilio (guitarra), Xavier (voz).

El nuevo Extended Play de los catalanes rezuma un hedor a putrefacción y maldad difícilmente igualable. Las tan solo cuatro crujientes tonadas que lo componen, resultan simplistas a la par que sólidas, pudiendo ser usadas como banda sonora de vuestras peores pesadillas. La producción acompaña, siendo gruesa y orgánica, mientras que el artwork, no sé si os ocurrirá a vosotros, pero a mí me hace pensar en brujería, de ahí a que el micro relato introductorio saliera de esa temática.

Las seis cuerdas, en el buen sentido de la palabra, son facilonas y tremendamente obsesivas. Como apunte, el riff principal de la inicial ‘La Culla, 1923‘, tiene cierto regustillo a Bolt Thrower en la era del «Realm of Chaos: Slaves to Darkness». Por otro lado, me es completamente necesario informaros que, sin olvidarse por completo de ellas, las dobles armonías van a cuenta gotas, siendo prácticamente anecdóticas. Asimismo, si buscáis solos, mejor que lo hagáis en otro lado, ya que no hay ni uno.

El registro vocal se mueve entre unos predominantes y profundos growls, y unos secundarios guturales agudos rasgados que os helarán el alma.

Las cuatro cuerdas brillan con especial fulgor en la ya mencionada ‘La Culla, 1923‘ y en ‘L’Altar‘.

Destacaría por su desarrollo a la tonada que le da fin a esta macabra obra. Hablo por supuesto de ‘L’Altar‘. No dudéis en echarle un oído.

En conclusión, si sois amantes de la rotundidad sónica y el terror más insano, tenéis que darle una oportunidad al trabajo que me he dedicado a comentaros hoy.

Nota: 7
Autor: Chus

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