Crítica: Ritual Laceration – I (2019)


Lo estaban despedazando de forma literal. Colgado boca abajo, gritaba que jamás volvería a traicionar a su amo. Sin embargo, el corazón del verdugo, jamás había albergado ni el más mínimo atisbo de piedad. Después de que le cortasen los dedos de los pies y le obligaran a tragárselos, el martirio cesó durante un rato. El miedo lo tenía completamente carcomido. Se había defecado y orinado encima. Era consciente de que el maestro procuraría que su tormento durase el mayor tiempo posible. De repente, aquel que hasta hacía unos días había servido fielmente, apareció en la sala. Lo miró complacido y se echó a reír. Se le acercó al oído y le susurró: «Esto no acabará jamás. Cuando mueras como el gusano infecto que eres, te resucitaré una y otra vez. Nadie me es desleal, me oyes, nadie»…
Bienvenidos al universo de Ritual Laceration.

El pasado 28 de junio, Caligari Records lanzó la primera Demo de los Black metaleros Ritual Laceration, llamada simplemente «I».

Su formación es un completo secreto, así que todos nos quedamos con las ganas de ver quién está detrás del proyecto.

Si hay algo que me molesta, es escuchar algo y tener que imaginar que es lo que están tocando. A veces, los conjuntos quieren ser tan crudos que se tornan absurdos. Eso precisamente, es lo que le sucede a la maqueta debut de los de Estados Unidos. Cualquier atisbo de talento, si es que lo hay, se pierde en una maraña inentendible de «ruido» que acaba por aburrir al más pintado. Es cierto que el género que ejecutan no se caracteriza por ser pulcro. No obstante, reitero, lo que aquí se expone es…. dejémoslo en innecesariamente bestial. Las tonadas son una oda a lo salvaje, compuestas de forma directa y sin prácticamente ningún giro que las haga dinámicas. Por otro lado, he dado por hecho – entiéndase la ironía- que estos muchachos o muchacho, lo han / lo ha grabado todo con una silla. Si no ha sido así, no concibo como algo puede llegar sonar tan mal. 

Poco puedo contar de las seis cuerdas. Se les intuye fluidas y descarnadas. Olvidaos de inclusiones de doble armonía o tremolo picking. Desde luego, si hay, no se aprecia nada. 

Las voces están en consonancia con la música. O sea, monstruosamente iracundas. Shrieks a diestro y siniestro. De forma anecdótica, introducen un tono más profundo en ‘Garrote’.

Por supuesto, los tambores van a mil por hora. Pocas, muy pocas son las inclusiones de mid tempos.

Pues bueno, sinceramente no destacaría ninguna canción. Supongo que los seguidores de cosas como esta les parecerá auténtico. El resto, mejor que ni os acerquéis.

Nota: 3
Autor: Chus

Bandcamp Caligari Records

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