Crítica: Wald Krypta – Nature Enigma (2018)


El lugar tenía un color mortecino. El caserón, habitado tan solo por lo que todos consideraban un viejo chiflado y peligroso, tenía un aspecto de completo abandono. En otros tiempos la enorme propiedad estaba llena de vida. Se celebraron grandes fiestas. El sonido que se podía oír desde fuera en los buenos tiempos, no era otro que el de fuertes carcajadas. Todo cambió cuando la mujer del anciano falleció bajo misteriosas circunstancias. El carácter del hombre se tornó agrio. No deseaba tener la compañía de nadie, dejándose caer por completo en el profundo pozo del alcohol. Se dice que, en el aniversario de la muerte de su amada, al llegar la hora en la que ella dejó este mundo una gran sombra aparece en el suelo sin que haya objeto que la produzca y se introduce en la mansión como si tuviese vida propia. En ese momento, lo que se escucha desde fuera no son risas sino alaridos inhumanos…
Bienvenidos al universo de Wald Krypta.

 

Después de publicar en 2016 la Demo «Pandemic Winds…», el combo americano de Black Metal Wald Krypta volvió a la carga el 16 de agosto de 2018 con su primer L.P digital «Nature Enigma». Finalmente, el 9 de noviembre de 2018, el sello Eternal Death lo reedita en M.C.

Su line up es: Heresiarch (batería y voz), Einsam (guitarra y lírica).

 

A veces, los grupos de «Metal Negro» desean ser tan crudos que acaban perdiéndose en un maremágnum de sonidos caóticos, estropeando lo que de otra forma podría haber sido un buen disco. Con este redondo, tenemos un buen ejemplo de las palabras que acabáis de leer. Os puedo asegurar que el sentido de la melodía es bueno. Sin embargo, han apostado en exceso por un sonido que tal vez sea real, pero también lamentable. Tristemente, al menos en mi caso, he tenido instantes donde no tenía idea de que estaba haciendo la batería, por no hablar de gazapos de volumen en los instrumentos – eso sí, muy muy puntuales-. ¿Tiene talento el dúo?, por supuesto que sí, pero si no mejoran la producción un poco todo su trabajo se queda tan solo en unas buenas intenciones que se diluyen conforme transcurren las canciones del redondo. Mención aparte merece el señor portadón que tiene el Elepé. Así sí.

 

Como comentaba un poco más arriba, las guitarras escupen unas notas melodiosas y gélidas, donde las dobles armonías y los riffs a una cuerda, acaban por acuchillar un millar de veces a todo aquel que le dé al play a este embiste.

 

Los registros vocales son aterradores. Tremendos shrieks salen de la garganta de Heresiach.

 

Reitero una vez más. No se sabe muy bien que hacen los tambores, que por otro lado sería imposible que fuesen más sanguinarios.

 

Destacaría ‘To Die in Honour…’ y ‘Our Prevalence’ por su melancolía y agresividad.

Camaradas, lo siento, pero no puedo aprobar algo así. Estos tipos son buenos, pero si siguen provocando desorientación sónica en mayor o menor medida, no llegaran demasiado lejos. Supongo que los Blackers más trues alucinarán con el empuje, pero yo he acabado harto.

 

Nota: 4
Autor: Chus

Bandcamp

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