Crítica: Infecting The Swarm - Pulsing Coalescence (2023)

De la gigantesca esfera palpitante comenzaron a salir una especie de tentáculos. De inmediato, sus extremos se introdujeron en las fosas nasales del grupo de personas que allí se encontraban. No sintieron nada. Su estado de inconsciencia les ayudó a pasar la transición de forma natural e indolora. Poco a poco del resto de orificios comenzó a salir un líquido espeso que corroía la piel. Como si fuesen muñecos de cera, se fueron derritiendo parcialmente, dando paso a una nueva forma de vida que en nada tenía que ver con la humana. La nueva raza hibrida entre ambas especies acababa de nacer. El siguiente paso era obvio: hacer lo mismo con cada ser vivo de la Tierra. Para lograrlo, usaría la primera generación de mutantes…..
Bienvenidos al universo de Infecting The Swarm.

«Pulsing Coalescence» es el título del tercer Larga Duración de los Brutal Death metaleros Infecting The Swarm. Fue lanzado por Lacerated Enemy Records el 12 de abril de 2023.

La alineación del conjunto es: Hannes S. (voz, guitarras), Clemens M. (bajo).

La propuesta del dúo alemán es café para los muy cafeteros. Durante los casi 37 minutos que dura el redondo en cuestión, no hay ni un solo segundo de respiro. Las composiciones son terriblemente enfermizas, exhibiendo una cantidad de giros rasantes en riffs y en percusión. Ahora bien, no todo es perfecto. La producción no es que sea mala, pero puede llegar a resultar un poco más embarullada de la cuenta. Digo esto, porque a veces la maraña de notas llegaba a ser indescifrable por unos segundos. Por otro lado, el hecho de que la mezcla de voz sea tan tremendamente baja no ayuda. Es como que pasa a un segundo plano, cuando debería ser un elemento más que ayudase a crear una mayor sensación de bestialidad, estando en su lugar exacto, o sea ni por encima ni por debajo del resto de instrumentos. No obstante, puedo prometer y prometo que si os gusta el «Metal Muerto Brutal» este redondo no os defraudará.

Ya os lo he dejado de caer en el párrafo principal. Las «hachas» son un ejemplo de enfermizo dinamismo que logrará sin problema alguno pudriros el alma. Rotundidad, ataques de tremolo picking y algún que otro armónico punzante son las características que degustaréis.

No entiendo cómo han podido esconder tantísimo los growls en la mezcla. Hannes S. exhibe un registro profundo como pocos. Lástima que haya que afinar tanto el oído para escucharlo.

La percusión arrasa todo a su paso. Existe un buen equilibrio entre velocidad y potencia, demostrando una buena cantidad de recursos. Lo que no tengo claro es si es programada o no. Desde luego si lo es, tengo que reconocer que en este aspecto han mejorado muchísimo desde los 90. En esa década sonaban estúpidamente artificiales.

No destaco ningún tema. Todos, en el buen sentido de la palabra, son lineales y asesinos. No sobra ni falta nada. Bueno, tal vez para los que como a mí nos gusten los solos, hubiera estado bien que irrumpiese una lead guitar de vez en cuando. Por lo demás, no puedo decir ni mu.