Crítica: The Last Of Lucy - Moksha (2022)

El accidente había acabado con la vida de toda casi toda la tripulación. El único superviviente, era el encargado de las comunicaciones. Observó aturdido a su alrededor. La maquinaria estaba destrozada por completo. Además, tenía una profunda brecha en la nuca. A duras penas consiguió cortar la hemorragia. Sentía unas nauseas indescriptibles. Cerró los ojos por un momento e intentó aclarar las ideas. La cosa estaba así: se habían estrellado en el tercer planeta de la galaxia Krell. Por estudios previos, sabía que la atmósfera no era tóxica y tendría que sobrevivir allí hasta que la federación mandase a alguien a rescatarlo. Se armó de valor y salió del cascaron metálico destrozado que una vez fue una nave. Tan solo tenía un rifle aturdidor, un cuchillo, una cantimplora vacía y algunas capsulas purificadoras de agua. Comenzó a andar. Al cabo de una hora aproximada, encontró una especie de lago. Se agachó para recoger algo de agua. De repente, emergió con rudeza un engendro con forma humanoide. Lo agarró del cuello, arrastrándolo a lo más profundo de la laguna. ¡Tenía que librarse del monstruo antes de que lo devorase!
Bienvenidos al universo de The Last Of Lucy.

El 18 de febrero de 2022, Transcending Obscurity Records lanzará el segundo Long Play de los Technical Death metaleros The Last Of Lucy «Moksha».

Su alineación es: Josh De La Sol (voz), Brandon Ian Millan (batería), Gad Gidon (guitarra solista, bajo), Christian Mansfield (guitarra rítmica).

Ni medio normal es el nuevo trabajo de los americanos. Desde luego, al menos para un servidor, más discos así hacen falta dentro del panorama extremo. «Hachas» enrevesadas y orgánicas hasta decir basta se juntan con tambores trepidantes e incansables, creando una mezcla cuanto menos asombrosa. Para más inri, suelen incluir al inicio de las tonadas leves instantes atmosféricos que le dan un aire de ciencia ficción genial. Hermanos y hermanas, a nivel personal me es imposible poner pega alguna al plástico en cuestión. Todo es impecable, incluyendo producción y artwork.

Gad Gidon y Christian Mansfield son unos maestros a las seis cuerdas. Presentan unos riffs excitantes, demenciales y terriblemente sesudos, que harán las delicias del más exceptivo. Ojito a los solos y a las apariciones esporádicas y escasas de pasajes pausados.

En los tiempos que corren, rara es la banda que no usa doble registro vocal, y estos tíos no van a ser menos. Espero que os guste la mezcla de growls cavernosos y de descarnados guturales agudos rasgados.

A la velocidad de la luz aporrea Brandon Ian Millan los parches. ¡Menuda bestia está hecho! Sus blast beats lograrán que las pulsaciones os aumenten de forma cuanto menos alarmante.