Crítica: Worm – Foreverglade (2021)


Hasta cierto punto, era consciente de que la realidad, al menos la que se suponía que era auténtica, no estaba retorciéndose ante sus ojos. Las extrañas y no poco perturbadoras visiones que estaba viviendo en sus carnes debían ser fruto de todas las drogas que había consumido durante la noche. Si no era así, sin duda su cerebro estaba agonizando. De repente, se quedó sin fuerzas. Cayó a plomo al suelo. Nadie a su alrededor movió un dedo por él. A pesar del estado en el que se encontraba, se percató de ello. No le importaba a nadie, ni tan siquiera a sus supuesto amigos que se reían a carcajadas de observarlo así….
Bienvenidos al universo de Worm.

El pasado 22 de octubre de 2021, 20 Buck Spin lanzó al mercado el tercer Larga Duración de los Death Doom metaleros Worm. El redondo tomó el nombre de «Foreverglade».

El grupo está compuesto por: Phantom Slaughter (voz, guitarra, bajo y sintetizadores), Nihilistic Manifesto (guitarra), L. Dusk (batería de sesión), Equimanthorn (sintetizadores adicionales).

Los amantes de los sonidos más agónicos y asfixiantes están de enhorabuena con el último trabajo de los americanos. Su mastodóntica y tétrica propuesta machaca el cráneo de cualquiera. Asimismo, y para aumentar dichas sensaciones, son muy dados a incluir, o mejor dicho, crear atmósferas macabras. A nivel personal, he de reconocer que no es que sea muy afín a propuestas como esta. La razón de ello, es que de normal no suelen haber muchas sorpresas compositivas, dedicándose tan solo a machacar musicalmente hablando. Sin embargo, y a pesar de que no es la tónica estructural de las tonadas, de forma puntual y puramente anecdótica, son capaces de sorprender. ¿Cómo?, seguid leyendo para saberlo.

Pétreas a más no poder son las seis cuerdas. Difícil es que encontréis por ahí riffs más duros que los que crean los de Florida. Sus enfermizas dobles armonías con colchón de sintetizadores no os dejarán indiferentes. ¿Hay ataques de tremolo picking? Supongo que pensaréis que no, mas nada más lejos de la realidad. Aunque bien es cierto que aparecen con cuentagotas. Lo que desde luego ha sido de mi agrado son los solos. No os digo más.

Doble registro vocal basado en guturales profundos y otros agudos rasgados. Qué tan de moda se ha puesto usar dicho recurso ¿verdad? Ah, casi se me pasa, existen clean vocals exclusivamente en la final ‘Centuries of Ooze‘.

La percusión, durante el 99,9% del tiempo va a mid o a down tempo. A los pedales de los bombos no les sale telarañas de no usarlos. Además, preparaos para giros de dirección velocidad e incluso blast en ‘Empire of the Necromancers‘ y la ya nombrada ‘Centuries of Ooze‘. Dicho sea de paso, son mis tracks favoritos y es precisamente donde como apuntalaba en el párrafo principal llegan a, en el buen sentido de la palabra, descolocar. Ojalá el resto de canciones hubiesen sido así. La nota final hubiese sido muy diferente…

Maniacos de lo contundente y extremo, no estaría mal que le hicieseis caso a Worm.

Nota: 6,5
Autor: Chus

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