Crítica: Ophidian I – Desolate (2021)


El planeta Vitrel había salido de su órbita, desplazándose violentamente contra su luna. El brutal choque, había acabado con toda forma de vida existente en aquel mundo. La federación, una vez tuvo constancia de tan trágico suceso, no tardó en ordenarnos que fuésemos al lugar, en busca de respuestas. Conforme nos acercamos, nos íbamos topando con una buena cantidad de cadáveres flotantes que iban chocando sin peligro contra el casco del carguero espacial. La escena era cuanto menos dantesca. Decidimos extraer del frío espacio a uno de los fiambres para realizarle su correspondiente autopsia. El problema vino cuando una vez dentro, nos percatamos que el ser seguía vivo. Parecía estar infectado de algún tecno virus que lo hacía impredecible, sanguinario tremendamente fuerte. La masacre no se hizo esperar. Me asusté. En vez de plantarle cara, y luchar, solo podía pensar en una cosa: escapar. Corrí cual poseso por los estrechos pasillos de la cosmonave, mientras oía los gritos de mis compañeros. Estaban siendo masacrados. Conseguí subirme en una capsula de salvamento y ahora me dispongo a volver a casa. Tal vez el castigo que me espera será ejemplar, pero no he tenido alternativa…
Bienvenidos al universo de Ophidian I.

Season of Mist lanzó el pasado 16 de julio de 2021 el segundo Elepé de los Technical Death metaleros Ophidian I. llamado «Desolate».

Ragnar Sverrisson (batería), Daníel Máni Konráðsson (guitarra), Simon Thorolfsson (guitarra), Þórður Hermannsson (bajo) y John Olgeirsson (voz), han sido los hombres encargados de crear el contenido del disco que hoy os comento.

Madre del amor hermoso, qué brillantez, qué intensidad, qué maravilla, qué OBRA MAESTRA se han marcado los de Islandia. Podría pasarme el día entero reverenciando las infinitas virtudes del disco en cuestión. Cada nota de cada tonada emociona hasta límites insospechados, mientras que la variada y variable percusión os dejará con taquicardias durante meses. Señoras y señores, por mucho que lo intento, no consigo sacar ni la más mínima pega. Cuando todo es perfecto, solo se puede hacer una cosa: felicitar al quinteto y desear que jamás varíen su forma de crear música extrema.

Las enrevesadas seis cuerdas son inmaculadas. Existe una cantidad increíble de sesudos riffs, que lejos de sonar fríos, mezclan a la perfección una furia inusitada con un toque dramático genial. Los solos no son de este mundo. ¡Impresionante!

En el apartado vocals no hay sobresalto alguno. Nada de experimentaciones con clean vocals o memeces parecidas.

El bajo brilla con especial intensidad en ‘Storm Aglow‘. No dudéis ni por un momento en catar el tema si sois amantes de las buenas bass line.

Ya lo decía antes, ojo con los parches. La labor de Ragnar Sverrisson es asombrosa, al igual que la del resto de sus compañeros. Espero que estéis preparados para asombrosos cambios de velocidad rasantes. No os digo nada y os lo digo todo.

Destaco, recalco y hago hincapié en todos y cada uno de los temas. El Long Play me ha encandilado. Sin duda, es una de las mejores obras musicales que he podido oír en 2021.

Nota: 10
Autor: Chus

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