Los recuerdos son vagos y lejanos. Parece que fue en otra vida cuando le sonreí por primera vez a mi hijo recién nacido. Percibo esos sucesos como un bonito espejismo que se diluyen en un mar de confusión. Gracias a ello, me permite hacer lo que ahora hago. No sé cómo he vuelto a respirar. Tan solo un buen día destrocé mi tumba y emergí. Mi carne esta putrefacta y no puedo contener el ansia de comer carne de cualquier ser vivo. Me es imposible controlar esta nueva necesidad, al igual que tampoco consigo traerme a mí mismo, a mí conciencia de vuelta por completo. Me siento un monstruo y en verdad de forma literal lo soy. He visto como otros como yo caen. Nos disparan en el cerebro, apagándonos una vez más. Sin embargo, somos tantos que es posible que acabemos conquistando el planeta.
Bienvenidos al universo de Innards.
El combo de Death Metal Innards, lanzará el próximo 21 de febrero de 2020 su primer E.P «Back From The Grave, Straight In Your Face» gracias a Transcending Obscurity Records.
Su line up es: Hugo Andremon (guitarra y voz), Rui Gil (bajo), Rolando Barros (batería).
Últimamente, nada más veo a una banda retro sea del género que sea dentro del Metal Extremo me echo a temblar. De normal suelen ser copias de copias, ofrendando tan solo un puñado de guitarrazos que suenan de forma descarada a tales o cuales grupos pero sin el talento de éstos. En el caso de hoy, y a pesar de que no son precisamente el culmen de la frescura y la autenticidad, me he tenido que quitar el sombrero ante el power trio portugués. Su propuesta es tan intensa y adictiva que hacen olvidar sus descarados ramalazos a Death, Repulsion, viejos Carcass o primeros Morbid Angel. En resumidas cuentas, estamos ante un asalto revienta vértebras que gustará sobremanera de igual forma a los veteranos más trues y a los novatos ávidos de sonidos siniestros. La producción es cruda pero completamente entendible. Asimismo, la portada, siendo buena es demasiado típica.
Aluvión de seis cuerdas malévolas y trepidantes. El tremolo picking manda y no tu banda. Los solos, cumplen perfectamente su función, decapitando a cualquiera que se ponga por delante.
Los registros vocales huelen a muerto desde lejos. Growls cavernosos se unen a pinceladas de guturales agudos rasgados rabiosos para formar un engendro espeluznante.
Variable, pero siempre con el pulso acelerado es la forma de aporrear los tambores de Rolando Barros. Tenemos de todo, up, mid tempos y «golpes relámpago», manteniendo una sensación de celeridad digna de mención.
Todos los cortes están a un nivel excelente. Con ello, quiero decir que me es imposible recalcar ninguno. Echadle un oído queridos no muertos míos y sabréis lo que es bueno.
Nota: 8,5
Autor: Chus
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