Crítica: The Black Dahlia Murder – Verminous (2020)


Me descompongo. Al menos, hace un par de horas que dejé de sentir dolor. Cómo he llegado a esto os preguntaréis ¿verdad? Todo empezó hace demasiado tiempo. Al acabar la primera pandemia, el mundo tal y como lo conocíamos cambió para siempre. El miedo nos invadió de tal forma que los grandes dirigentes no solo cerraron fronteras, sino que también crearon unas gigantescas cúpulas protectoras dentro de cada ciudad. El problema llegó cuando aparecieron nuevos movimientos sociales donde exigían que las gigantescas bóvedas tenían que desaparecer. Decían que estábamos encarcelados dentro de nuestras propias ciudades. Algún lumbreras decidió rociar con cierta bacteria de diseño los filtros de aire artificial. Los mandatarios no levantaron las barreras y los efectos no se hicieron esperar: nos estamos disolviendo de forma literal…
Bienvenidos al universo de The Black Dahlia Murder.

Metal Blade Records, lanzó el 17 de abril de 2020 el nuevo LP de los Melo Death metaleros The Black Dahlia Murder titulado «Verminous».

La alineación actual del combo es: Brian Eschbach (guitarra), Trevor Strnad (voz), Max Lavelle (bajo), Alan Cassidy (batería), Brandon Ellis (guitarra).

Siempre he sentido especial admiración por los de Detroit. He alucinado con CASI todos sus redondos. Sin embargo, creo que muchos de vosotros estaréis de acuerdo conmigo cuando digo que en los dos últimos trabajos han experimentado un bajón de calidad considerable. Su nueva obra, sin resultar ni mucho menos mediocre da la sensación que con el paso de los tracks se va desinflando poco a poco. Parece que los tiempos de los incansables blast beats y las melodías más increíbles han pasado a mejor vida. Las actuales composiciones resultan convencionales, careciendo de la chispa que una vez los hizo grandes. Y es que ya se sabe, no se puede mantener el listón alto eternamente. Como era de esperar, la producción es impoluta y contemporánea, mientras que la portada, como es habitual en ellos, resulta inquietante y misteriosa.

Las seis cuerdas, a pesar de mantener la contundencia son más sosas que otra cosa. Lo que desde luego resulta espectacular es el trabajo de la lead guitar. No tengo palabras para describir el enorme nivel de todos y cada uno de los solos que hallaréis en el disco. Simplemente perfectos.

El característico tono doble de Trevor Strnad sigue intacto. Para los que no lo conozcan, este hombre ofrenda tanto guturales agudos rasgados como cavernosos growls, predominando los primeros. Como apunte, no sé si será cosa mía, pero creo que su registro más usado parece menos «chillón», no sé si me explico.

Aún a riesgo de repetirme en exceso, de forma muy notable, se ha levantado demasiado el pie del acelerador en lo que a percusión se refiere. Los «golpes relámpago» escasean.

Me gustaron especialmente ‘Verminous‘, ‘Godlessly‘, ‘Removal of the Oaken Stake‘ y el inicio de ‘Dawn of Rats‘.

Tal vez los americanos hayan perdido la magia para siempre. Solo el tiempo lo dirá.

Nota: 6
Autor: Chus

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