Esputos desde el Infierno. La oscuridad se percibe de incontables formas, con intensidades máximas de infinita castración emocional. Al mismo tiempo que sufres, descubres nuevas cotas de padecimiento que revalidan las sensaciones dolorosas a perpetuidad. Este sitio o lugar, por llamarlo de algún modo, no es ni sitio ni lugar. Lo único casi seguro es que existe como un plano de la muerte gigantesco, reuniendo contradictorias características que ahondan aún más en el solipsismo imperante del absurdo. Las presencias inhumanas o infernales son parte del fin del exterior como muestra palpable del rechazo severo de la vida, imponiendo a los nacidos el destino de un mal concentrado por obra de la Bestia. El número de infernales supera con creces al de las hojas de una secuoya podrida desde la raíz. Todos ellos tienen su valor e importancia para el Gran Carnero, inmedibles en escalas humanas de aceptable asimilación. Nadie está por encima de ninguno por razones de impiedad o saña, unidos como se encuentran por una estancia penitente de llanto y dolor autoprovocados. Su foco de energía destroza el blancor del Bien, imponiendo un color bituminoso de hedor indescriptible. El infernal de hoy es Robert Card, el asesino múltiple de Lewiston, una población que supera los 35.000 habitantes, siendo la segunda ciudad más poblada del estado de Maine, Estados Unidos. Nació en 1983 en Bowdoin, Maine, siendo esta localidad un pueblo de poco más de 3.000 habitantes. Los datos demográficos consignados pueden delimitar sus circunstancias sociales así como establecer líneas descriptivas en cuanto a su hábitat rural. Divorciado dos veces y padre de tres hijos, sargento de primera clase e instructor de armas, componente de la Reserva del Ejército, con el mismo entrenamiento que los soldados en servicio activo y sin experiencia en combate. Recibió el verano pasado atención mental en un hospital militar de Nueva York, debido a su comportamiento psicológico preocupante, permaneciendo allí varios días hasta su evaluación. Entre sus síntomas, decía escuchar «voces en la cabeza». Recibió el alta médica. El 25 de octubre de 2023, disparó indiscriminadamente con un fusil de asalto en una bolera y en un bar restaurante de Lewiston, provocando la muerte de 18 personas e hiriendo a 13. Huyó tras producir la matanza, siendo buscado intensamente por agentes locales, estatales y del FBI hasta que su cuerpo sin vida fue encontrado dos días después de la tragedia en un remolque cerca de una planta de reciclaje donde estuvo empleado anteriormente. Presentaba una herida de bala autoinfligida en la cabeza.
El disco de hoy es el LP «Exalt and Despair» (Exaltar y desesperar), primer larga duración de los estadounidenses Selenoplexia (estado mórbido provocado presuntamente por el influjo de los rayos de la luna en el afectado). Se lanzó el 13 de octubre de 2023, en formato digital y de manera independiente.
Son un cuarteto de Chicago, Illinois, formados en 2021, practicando un «Metal Muerto» Oscuro con breves toques de «Metal Apaleador» de disfrutable audición en temas como ‘A Gilded Rope‘ (Una cuerda dorada) o ‘Visions of Hell‘ (Visiones del Infierno). Cuentan con un anterior EP titulado «Agony» (Agonía), aparecido en 2022.
«Exalt and Despair» contiene seis canciones y un tema netamente instrumental, sumando un tiempo total de 37 minutos y 6 segundos. La producción despide un ligero frescor a los noventa, transmitiendo perfectamente la idea de un sonido actual con visos de un ayer nunca olvidado. La portada es un curioso collage de patente sensibilidad. El título del álbum es perfectamente legible, al contrario que el nombre de la formación.
La voz única, reverberada puntualmente, presenta dos tonos, en profundo y rasgado de manera compartida, logrando sobrecoger de veras.
Las guitarras, feroces y con instantes acústicos ensoñadores, crean ritmos originales de plástica y certera ejecutoria en los cuatro tiempos fundamentales: lento, medio, rápido y muy rápido. Desafortunadamente, no ejecutan solos.
El bajo mece las composiciones con gusto y sentido acompasados, siguiendo las pautas de los estilos referidos.
La batería muestra un dominio impetuoso a los parches, los platos y el doble pedal.
Coexisten en el disco, efectos sonoros justamente implementados, como en ‘Lay Waste of Powers‘ (Desperdiciar poderes), donde escuchamos un inquietante tañer de campana, o en ‘The Albatross Hangs‘ (El albatros cae), que comienza con un empleo sutil de sintetizador y un balanceante uso de las cuatro cuerdas sumamente atmosféricos.
Esputo final: un trabajo recomendable en forma y fondo sonoros, llevado a la práctica mediante una inquietante teórica personal.
Nota: 7
Autor: Deader.
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