Memorias De Un No Muerto: Evile – Enter the Grave (2007)


No pudo tener una muerte más rápida e indolora. La bala entró por la frente saliendo por la nuca. En una centésima de segundó se desplomó sin vida. El alma se escapó de inmediato de la prisión donde había estado tanto tiempo. Al fin libre pensó. Sin embargo, de la nada aparecieron unas sombras escalofriantes, apresándolo de inmediato. Lo llevaron a nada más y nada menos que al Infierno, lugar repleto de almas ennegrecidas y perversas. Le esperaba toda una eternidad de tormento….
Bienvenidos al universo de Evile.

A primeros / mediados de la década del 2000, un género que llevaba muerto y enterrado desde mediados de los 90 vivió un fuerte revival. Obviamente hablo del Thrash Metal. Los nuevos conjuntos de dicho género salieron hasta de debajo de las piedras. Obviamente, al ocurrir tal cosa, cayeron en los mismos errores que acabaron con él en el pasado. Sin embargo, es indudable que hubo lanzamientos realmente interesantes. Uno de ellos fue el debut de Evile. «Enter the Grave» que así se llamaba su primer Elepé salió el 27 de agosto de 2007 gracias a Earache Records.

Los hombres que grabaron el plástico en cuestión fueron: Mike Alexander (bajo y voces. Fallecido en 2009), Matt Drake (guitarra y voz), Ol Drake (guitarra solista y voces), Ben Carter (batería).

Si sois más o menos fieles a la «Tumba Rota», sois conscientes de que no suelo poner precisamente bien a los Thrashers de nueva hornada. Supongo que por eso, la reseña, o mejor dicho, recordatorio de opinión que es este artículo tiene más valor del habitual. Y es que amigos, no puedo hacer dos cosas: ni poner una nota baja a «Enter The Grave», ni decir que es una obra maestra.

Ahora bien, pasemos a hablar de sus bondades. Su principal virtud es que siendo lo que es no suena a copia de copia. Solo por eso ya tiene de entrada mis respetos. Pero es que además, es imposible no caer rendido ante los guitarrazos de Matt Drake y Ol Drake. El dúo planteó un ataque sin cuartel de riffs afilados y muy personales que no dejaban títere con cabeza. Además, en cuanto a lo que a percusión se refería, era dinámica hasta decir basta, ofrendando un equilibrio perfecto entre celeridad y potencia. Los ingleses lograron una obra de un gran nivel, que más hubiesen querido las vacas sagradas del «Metal Apaleador» manufacturar en aquellos años.

El tiempo pasó, y con él, llegó la desgraciada muerte de Mike Alexander. La banda, a pesar del duro golpe siguió adelante. A nivel estrictamente personal, creo que jamás volvieron a igualar la calidad de su primer Larga Duración. Tampoco creo que lo logren. Siguen en activo, y tal vez, solo tal vez llegue el día en el que me tenga que comer mis palabras. Hasta entonces, seguiré disfrutando de su glorioso arranque en el mundillo del «ruido» radical.

Nota: 7,5
Autor: Chus

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