Crítica: Abigorum – Vergessene Stille (2021)


…Ante tanto poder y grandeza, solo podía hacer una cosa: postrarme ante ella. Sin duda era la elegida, la que conseguiría traer de vuelta al hijo de Satán. De repente, el Señor del Averno apareció. Alzó su mano derecha y un único rayo de sol se posó en ella, para luego dirigirse a la hechicera. La tierra tembló, emergiendo de forma pausada un puñado de calaveras y huesos humanos. Éstos, comenzaron a levitar y de alguna manera a fusionarse. Después, la piel y órganos de la bruja se le fueron desprendiendo para unirse a ese montón de restos óseos hasta que el cuerpo del vástago del Lucero del Alba se completó por completo. No podía creer lo que acababa de ocurrir, había sido testigo del evento que cambiaría la vida de los mortales para siempre…
Bienvenidos al universo de Abigorum.

Abigorum, lanzaron gracias a Satanath Records, Duplicate Records, Black Blood Records y Void Wanderer Productions su segundo Larga Duración «Vergessene Stille» el pasado 13 de abril de 2021.

Su alineación es: Aleksey «Satanath» Korolyov (batería y teclado), Tino «Fluch» Thiele (guitarra, bajo, voces y lírica).

Al acabar el redondo, no me asaltó ni la más mínima duda de que el susodicho gustará a aquellos seguidores del Black Doom con inclusiones de carácter atmosférico. Las tonadas, extensas e hipnóticas resultan una oda a la agonía más extrema y prolongada que se pueda imaginar. Cierto es que, de forma completamente subjetiva, un servidor no casa mucho con cosas así, mas es imposible afirmar, ni tan siquiera insinuar que el dúo lo haga mal. La producción, como era de esperar ayuda a que la sensación de sonidos de ultratumba sea elevada a la máxima potencia. Por su lado, desde aquí tengo que felicitar al encargado del artwork. Madre del amor hermoso, si la portada no os resulta escalofriante, es que no sois humanos.

Nihilistas, obsesivos y macaros hasta decir basta son las seis cuerdas. No nos faltan las dobles armonías, las justas raciones de tintes pausados ni los escasos, aunque existentes embistes de tremolo picking.

Con las voces ni hay experimentación ni sobresaltos. El shriek es la única técnica vocal que hallaréis a lo largo y ancho del Elepé.

En la percusión, no existe ni el más mínimo rastro de celeridad. Lo que prima y manda con mano dura, son unos asfixiantes mid tempos.

En esta ocasión, no voy a destacar los temas que más me han gustado, sino precisamente los que menos. Las instrumentales ‘Vergessene Stille‘ y ‘Rast und Abschied‘ me han sobrado muchísimo. A pesar de ello, y en honor a la verdad, ciertamente ambas le dan un plus de ambientación viciada con hedor a cadáver difícilmente igualable al Larga Duración.

Queridos seguidores de Broken Tomb, si buscáis «ruido» radical tortuoso, poneos «Vergessene Stille».

Nota: 6
Autor: Chus

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