Crítica: Vehementor – Dungeons of Grotesque Symmetry (2019)


…Tanto las paredes como el suelo comenzaron a rezumar una extraña sustancia densa y pegajosa de color carmesí.  El portal se había abierto. A ambos lados, una enorme fila de velas marcaba el camino.  Una silueta apareció, haciéndose cada vez más nítida. Al fin, el Maestro había llegado. A su espalda se podía ver un paisaje aterrador muy similar al mismísimo Infierno. Tal vez incluso lo era en realidad. De forma lenta y cansada, el ente maléfico fue avanzando por el extraño sendero marcado hasta llegar a su fiel aliado. De inmediato, el humano se arrodilló ante él. Se miraron fijamente durante unos segundos. Esa visión, en tal breve espacio de tiempo fue lo último que vio el hechicero antes de que el engendro le arrancase con una sola mano la cabeza. La sangre salía a borbotones embadurnando por completo el lugar. Mientras, una espeluznante carcajada resonaba a kilómetros a la redonda…
Bienvenidos al universo de Vehementor.

El debut de los Groove Thrash Death metaleros Vehementor salió el 24 de junio de 2019 gracias a Satanath Records bajo el nombre de «Dungeons of Grotesque Symmetry».

El conjunto lo conforma: Ljupco Stefanoski (bajo), Zoran Stefanoski (batería), Nikola Pejoski (guitarra), Darko Nasteski (voz).

Este debut tiene tres cosas buenas: la producción, la portada y que se acaba. Hacía tiempo que no oía algo tan aburrido y mediocre hermanos. Cada tonada, resulta predecible y desacelerada, por no hablar de que conceptos como dinamismo o sorpresa, son completamente inexistentes en la forma de componer del cuarteto. Ahora lanzo una pregunta: ¿Desde cuándo no sale un plástico realmente bueno, o al menos medio decente, dentro del género anteriormente mencionado? Ahí dejo eso.

Con las seis cuerdas de Nikola nos adentramos en una fiesta sin fin del palm mute. Sus riffs, carentes de intensidad consiguen dormir al más insomne. Para más inri, las dobles armonías son prácticamente anecdóticas. Respecto a los solos… bueno, están ahí, cumpliendo sin más.

Los registros vocales son sólidos y profundos. No incluyen clean vocals ni cosas raras, menos mal. 

Puedo prometer y prometo, que Zoran al final de un show no acabará demasiado cansado. Este hombre usa su kit de tambores casi de forma exclusiva a medio gas. A resaltar en su labor, alguna que otra replica entre bombos y «hachas», que por otro lado no pueden ser más típicas.

Me es imposible recalcar tonada alguna. Aquí no hay sobresaltos. El Elepé no mejora jamás. Al menos, tan poco llega a empeorar, aunque bien pensado eso sería casi imposible.

Una banda del montón presentando una primera obra del montón. Milagro sea que consigan sacar más. 

Nota: 3
Autor: Chus

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