Crítica: Widow’s Peak – Graceless (2018)


¿Qué podía hacer? No tenía demasiadas opciones. La vida que se le presentaba por delante le resultaba una tortura. Hace tan solo unas horas, fue desposada con el señor de las tierras cálidas. El enlace fue acordado entre ambas familias hace un año. Era conveniente aunar ambas casas. Se conseguiría poder, respeto y riquezas. O al menos eso decía su padre. Nadie le preguntó si deseaba aquello, nadie le dio ninguna otra opción, y lo que era más triste, nadie de su entorno intentó ayudarla, o al menos procurar comprenderla. La ceremonia se le hizo eterna, mas no tanto como el banquete. Miraba a su alrededor y todos parecía obviar las pesadas lágrimas que caían por su rostro. Los invitados bebían y reían sin parar mientras ella sentía que había muerto. Al caer la noche, y después de tener que aguantar que el pequeño miembro de ese maldito ricachón estuviese dentro de ella, decidió acabar con todo. Con sumo sigilo, salió de la alcoba. Subió al torreón con mayor altura. Se puso de espaldas, cerró los ojos y se dejó caer…
Bienvenidos al universo de Widow’s Peak.

El 27 de abril de 2018, los Technical Death Metaleros Widow’s Peak, lanzaron de forma independiente su primer E.P «Graceless».

Su alineación es: Mike Jones (bajo), Patricio Paulsen (batería), Chris McCrimmon (guitarra solista), Scott Cressman (guitarra rítmica), Matt Yeomans (voz).

Lo que en un principio parecía que iba a ser una banda más bien del montón dentro de su género, acabó convirtiéndose en una grata espiral de enrevesamiento sónico. Es curioso, lo mejor del Extended Play se encuentra en las dos últimas tonadas. Es ahí donde los de Canadá abren el tarro de las esencias, dan un golpe en la mesa y ponen las cosas en su sitio, exhibiendo un potencial fuera de lo común, dando punto y final a estructuras más «para todos los públicos». La pregunta que este humilde redactor no para de hacerse es: «¿por qué si pueden crear algo tan complejo y maravilloso, optaron por cosas con menos gancho durante la mitad de su debut?» Gracias a Odín, supieron enmendarse. Otro de los puntos en contra, ha sido sin lugar a dudas la producción. Las “hachas” suenan demasiado bajas en comparación con las voces. Por cierto, la portada no sé qué es, pero tiene algo especial.

Variables, asesinas, sesudas… Así son las notas que Chris y Scott sacan de sus instrumentos. No os faltarán las dobles armonías, la pesadez y alguna aparición de tremolo picking. Todo ello cargado de riffs imposibles. La lead guitar irrumpe tan solo en ‘Headless’.

Matt, con sus cuerdas vocales, hará las delicias de los que busquéis tanto growls cavernosos como toques puntuales de pig squelals.

El bajo tiene más de un momento estelar. ¿Dónde?, comprobadlo vosotros mismos.

Poca broma con la percusión. Da gusto poder catar unos parches tan dinámicos. Eso sí, Patricio tira más a ir a medio gas, introduciendo infinitud de giros.

Destacaría las magistrales ‘Mother Misery’ y ‘Graceless’. Tampoco sería justo dejarse atrás la inicial ‘Debt Collector’.

Los canadienses son toda una promesa que pueden llegar muy alto. El tiempo lo dirá.

Nota: 7,5
Autor: Chus

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