Crítica: Desecresy – Towards Nebulae (2019)


Las fuerzas del mismísimo Creador estaban menguando a pasos agigantados. Satán había conseguido romper los sellos que mantenían bajo control a la Muerte. Para procurar parar la absoluta aniquilación de su propia obra, necesitaba emplear la totalidad de su poder. Mandó a cada uno de los arcángeles a luchar contra la parca, desprotegiendo por completo el Paraíso. Lucifer, aprovechando la situación, no tardó en conquistar el lugar que le vio nacer, arrebatándole el resto de fuerza vital al Todopoderoso. Ahora, con ayuda de la Parca, aquel con cuernos acabaría con el mundo. El viejo y agotado Dios se arrepentiría de haberlo expulsado de su hogar.
Bienvenidos al universo de Desecresy.

El sexto álbum de la One Man Band de Death Metal Desecresy, verá la luz el 23 de julio de 2019 gracias a Xtreem Music. El redondo, ha sido bautizado con el nombre de «Towards Nebulae».

El alma que hay detrás de este proyecto es la de Tommi Grönqvist, encargado de todos los instrumentos y las voces.

Sentimientos encontrados tengo ante un trabajo de semejante magnitud. Por un lado, es indudable la calidad compositiva de todas y cada una de las canciones. Además de oler a muerto a kilómetros de distancia y ser completamente insanas, tienen un alto componente de frescura, que hace que me sea imposible comparar el «Metal Muerto» de Mr Grönqvist con el de ninguna otra agrupación. Pero, por otra parte, existen muchos instantes de absoluta confusión sónica. Vale, la producción le da ese toque macabro extra, mas resulta tan grave, que en muchas ocasiones no sabía que estaba pasando. Ante tal dilema, solo os puedo decir una cosa: habiendo originalidad, obvio hasta cierto punto todo lo demás. O sea, el redondo se sale cómodamente de la hoguera donde lanzo los discos que personalmente creo que se lo merecen.

A la hora de crear las demenciales melodías con las seis cuerdas, este hombre usa muchísimo las dobles armonías, introduciendo en más de una ocasión tapping para crearlas. Por supuesto, no faltan los riffs fluidos y pesados.

Cavernosos con avaricia son los tonos vocales. Sobra decirlo, pero por si hay alguien que lo ha llegado a pensar, no, no hay guturales agudos rasgados.

Los parches sueñen ir a medio gas. La celeridad no es inexistente, aunque aparece con cuentagotas.

Destacaría la mortal ‘The Damned Expedition’ como lo más destacable del plástico.

No es un Elepé que entre a la primera, aunque os garantizo que, si le dais la oportunidad requerida, observaréis sin problema que no estáis ante un proyecto musical del montón.

Nota: 7
Autor: Chus

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