Crítica: Cryptorium – Descent Into Lunacy (2024)


No teníamos opción. Debíamos cruzar el pequeño lago. Era intentar llegar al otro lado, o ser devorados por los podridos. Eran lentos, sí, pero si te atrapaban, en el mejor de los casos te devoraban, en el peor, te transformabas en uno de ellos. Nos agarramos los cuatro de la mano, y con el corazón latiendo a un ritmo preocupante decidimos intentar pasar al otro extremo. El agua estaba espesada y era en verdad pestilente. Los primeros pasos estuvieron cargados de un silencio incómodo, que acabó rompiéndose en un mar de gritos desesperados. No éramos conscientes de que había no muertos en la laguna. Primero agarraron a mi mujer. No tuve tiempo de reaccionar. Estaba petrificado por el miedo. Luego le tocó el turno a mi hijo. Por fin pude hacer algo por ellos. Sin embargo, era demasiado tarde. Ella ya había muerto, y el crío no tardaría en morir desangrado. Mientras, yo fui mordido varias veces, aunque a duras penas conseguí salir. Ya no había futuro para nadie. Ahora, tenía que rematar a mi pequeño y tener el valor suficiente de hacer lo propio conmigo…
Bienvenidos al universo de Cryptorium.

«Descent Into Lunacy» es el título del primer Elepé de los Death metaleros Cryptorium. Llegó al mercado el 29 de noviembre de 2024 gracias a Personal Records.

El line up del grupo es: Fabian Larsen (guitarra y voz), Knalle Arvidsson (bajo y voces), Albin Holgersson (batería y voces).

Esta agrupación es la prueba fehaciente de que si las composiciones son realmente buenas no es necesario innovar. Tengo que reconocer que antes de darle al play, tenía reticencias. No los conocía, y a juzgar por el género que ejecutan y su procedencia, me esperaba otro grupo clónico más sin gracia alguna. Sin embargo, y a pesar de usar el HM2, he tenido que caer rendido ante, en general, tanta calidad. Grupos de la talla de Cryptorium son los que realmente mantienen la llama viva del sonido Estocolmo.

El escaparate de riffs es realmente apabullante. De verdad, menuda cabeza hay que tener para crear tantos y colocarlos de la mejor de las formas en todas y cada una de las 8 tonadas que conforman el plástico. A los siempre efectivos ataques de tremolo picking, se incluyen dobles armonías o instantes pasados y anecdóticos pasajes atmosféricos. La lead guitar, si bien no aparece siempre cumple a la perfección.

Con la única excepción del tema que da nombre al Long Play, en la que se atreven con voces limpias susurradas, el resto del tiempo lo que degustarán vuestros oídos son growls a troche y moche.

El bajo se luce en ‘Void of Life‘ y ‘Obscure Reality‘. Si sois amantes de las bass line con presencia, ya sabéis que tenéis que hacer ¿no?

La percusión es dinámica y veloz, sabiendo a la perfección cuando debe de bajar las revoluciones.

Aunque me ha gustado la obra en su totalidad, destaco especialmente ‘Horrid Exultation‘ y ‘Inner Decay‘.

Arranques de carrera así no se ven todos los días. Hacedme caso y estad muy pendientes de los suecos.

Nota: 8
Autor: Chus

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