Crítica: Sanctuarium – Melted and Decomposed (2024)


El segundo atentado sobre el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos. En la tarde del 15 de septiembre de 2024, se produjo la segunda tentativa de magnicidio en los Estados Unidos sobre el candidato nominado por el partido republicano a la elección presidencial del 5 de noviembre de 2024. La localización del suceso fue en un club de golf en West Palm Beach -una ciudad del estado americano de Florida que cuenta con un número aproximado de 121.000 habitantes- en la que el candidato se encontraba jugando a este deporte. Los agentes del Servicio Secreto dispararon sus armas de fuego contra un individuo que se hallaba apostado entre los arbustos del campo de golf, mientras apuntaba con un arma de fuego a escasa distancia del líder republicano. El tirador, un estadounidense de 58 años con un amplio historial delictivo, intentó huir, siendo posteriormente detenido. La posible condena a la que se puede enfrentar en el subsiguiente juicio bajo los cargos de posesión de un arma de fuego siendo un delincuente ya condenado anteriormente y la posesión de un arma de fuego con el número de serie modificado es de una pena máxima de 20 años de prisión. En sus redes sociales se han reportado contenidos escritos donde el tirador manifestaba que <<no estaba seguro que el mundo sea tan maravilloso como alguna vez pensé que era>> o <<cada vez me siento más decepcionado con la humanidad>>. El primero de los atentados cometidos sobre el cuadragésimo quinto presidente americano formó parte de la reseña a RedFace (Rostro Rojo) publicada el 1 de agosto en Broken Tomb.

El disco de hoy es el elepé «Melted and Decomposed» (Derretido y descompuesto) de los catalanes Sanctuarium, un dueto practicante de Metal Muerto desde 2021.

En su producción discográfica encontramos una demo inicial de 2021, relanzada un año después en un disco compartido con los madrileños Magick Howl (Aullido mágico). En 2023 publicaron su primer larga duración con el título de «Into the Mephitic Abyss» (En el abismo mefítico) y en este mismo año 2024 lanzaron su segundo disco compartido titulado «The Sempiternal Wound» (La herida sempiterna), en este caso, con sus coterráneos Jade y cuya reseña fue publicada en Broken Tomb el pasado 18 de septiembre.

El trabajo que nos ocupa hoy fue lanzado el tres de septiembre de 2024 en formato cedé, vinilo y digital con el sello londinense Me Saco un Ojo Records.

La portada es un dibujo colorista y delirante, un ejercicio insano de onírica abstracción entrópica, siguiendo el estilo gráfico de su anterior elepé. El nombre del grupo es ilegible y el título del álbum presenta un molesto mimetismo con los tonos cromáticos de fondo.

Son cinco canciones las que componen el listado de temas, con una duración extensa cada una de ellas, llegando a los ocho minutos con veintidós segundos la de menor duración -‘Sadistic Cremation of Emaciated Offal‘ (Cremación sadística de despojos demacrados)- y a los once minutos con siete segundos la que consume un mayor tiempo de reproducción – ‘Exultant Dredge of Nameless Tombs‘ (Exultante dragado de tumbas sin nombre)-. El tiempo conjunto rebasa por poco los cuarenta y ocho minutos.

La producción de sonido nos remite a los años ochenta, una nitidez orgánica y tangible para degustadores de épocas pasadas pero aún vigentes, realizada con un respeto inclinatorio alejado de la servidumbre sumisa y nostálgica. Destacar la conexión del inicio del elepé y su conclusión con un sugerente y sintetizado sonido atmosférico.

Los ritmos dispuestos son muy lentos, lentos, medios, rápidos y muy rápidos.

La voz es quejumbrosa y tosca, sin prodigarse en demasía y abundando en alaridos premiosos.

Las guitarras dejan un palpable surco emocional con evidentes contactos estilísticos de trastornadas raíces insanas. Los solos -en temas como ‘Phlegmatic Convulsions‘ (Convulsiones flemáticas) rechinan cual gritos de terror en una noche salpicada por una lluvia roja inmisericorde.

El bajo es metódico y sensible, abierto a un ritmo repiqueteante y desolador.

La batería, a los parches, los platos y el pedal, se amolda perfectamente a lo requerido y buscado por su multiinstrumentista ejecutante, una deslizante partitura de pertinaz golpeo rítmico.

Coda: un disco de escucha actual que provoca una acción inmediata de revitalizantes recuerdos pasados.

Nota: 7.
Autor: Deader.

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