Crítica: Douaumont – Chironex Fleckeri (2019)


Poco a poco, la oscuridad la iba deshaciendo. La tristeza que la embargaba se fue reflejando en su pintura. Cada cuadro que realizaba era más oscuro e inquietante que el anterior, mostrando personajes de cuerpos alargados y rostros desencajados. Después de que hubiese desaparecido durante dos semanas, su madre decidió ir a visitarla al estudio que tenía alquilado en las afueras de la ciudad. Era consciente de cómo estaba su hija. Ella se lo contó en varias ocasiones. Sin embargo, pensó que tan solo sería una mala racha como otras tantas que ya había pasado, restándole importancia a lo que estaba aconteciendo. Al llegar al lugar, un enorme hedor salía por debajo de la puerta. En ese preciso instante, sabía que había pasado lo peor. Acto seguido, llamó a la policía. Media hora más tarde, las fuerzas del orden echaron abajo la puerta. Lo que allí encontraron no fue otra cosa que los restos de la artista en un excesivo estado de descomposición. En la mesa del salón, había una nota que tan solo decía en letras mayúsculas «No puedo más. Adiós».
Bienvenidos al universo de Douaumont.

 

En formato digital, Pale Noise Media lanzó el 20 de septiembre de 2019 el nuevo trabajo del conjunto de Dissonant Death Metal Douaumont bautizado con el nombre de «Chironex Fleckeri».

El grupo lo forma: Andy Meyer (voz, bajo de 5 y 7 cuerdas), Matt Wees (voces, arte y lírica).

Queridos lectores, sinceramente no sé cómo encarar esta reseña. Tengo sentimientos encontrados. A nivel personal, la verdad es que el Elepé en cuestión me ha resultado bastante infumable. Sin embargo, no se puede negar su frescura e intensidad. Esas características, al menos yo las valoro muchísimo. Tanto, que me es imposible suspender al nombrado dúo. Desde luego, la etiqueta del género que ejecutan le viene como anillo al dedo. Pocas veces he podido escuchar algo tan estridente. Por el lado de la producción, ésta es demasiado sucia y a veces incluso confusa. El volumen de los tambores resulta bajo, perdiéndose en una maraña sónica. Respecto a la portada, tiene algo especial. No me preguntéis qué, el caso es que lo tiene.

Las seis cuerdas -si aquí no hay «hachas» que baje Odín y lo vea- son punzantes, demenciales y auténticas. Os aguardan riffs fluidos a mansalva con una muy buena dosis de ataques de tremolo picking.

Adentrándonos en el apartado de los registros vocales, los predominantes growls comparten protagonismo con pinceladas de guturales agudos rasgados cuando la ocasión lo requiere.

Total equilibrio entre celeridad y contundencia. ¿De qué hablo?, pues de la percusión. Lástima que haya que afinar las orejas para poder distinguirla.

Desde mi punto de vista, lo mejor del Long Play es ‘Bicephalic‘, ‘Autophagy 1: The Doldrums‘ y ‘Autophagy 2: I Rationalize‘. ¿Y para vosotros? Será mejor que lo descubráis.

 

Que a mí no me guste nada un plástico no significa que sea objetivamente malo. ¿Andáis detrás de algo distinto? Si la respuesta es sí, Douaumont os lo dará.

 

Nota: 5,5
Autor: Chus

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