
El infierno nº 1. Antes de la vida puede tenerse en cuenta a posteriori hechos de increíble disposición humana. Los sentimientos se van sucediendo con aparente orden lógica y natural hasta la aparición de la existencia misma como un modelo a evolucionar de modo correcto en el plano terrenal. El crecimiento del bien es una meta que en ocasiones se desvanece ante los problemas que sacuden los momentos derivados de circunstancias fatalistas. Un problema sin solución ante la ceguera del mal que se abre paso confirmando un infierno personal de primer orden y el comienzo de un abismo hediondo imparablemente mutilador.
El disco de hoy es el larga duración «Megalit al putrefacției» (Megalito a lo podrido) -editado en cedé por el sello español Memento Mori y en digital de modo autogestionado el 20 de enero de 2025; el formato casete se lanzó el 24 de enero de 2025 por los estadounidenses Iron Fortress Records-, siendo el segundo elepé en la discografía del cuarteto rumano Putred (Podrido), cuya actividad dentro del mundo del Metal Muerto comenzó en 2020. El primero se publicó en 2023 con el título de «Repulsie post-mortem» (Repulsión post-mórtem). Durante estos ya cinco años de existencia han lanzado 16 publicaciones musicales, siendo el recomendable sencillo de tributo a los suecos Grave (Tumba) -con la versión del tema ‘Deformed‘ (Deformado) de su disco debut «Into the Grave» (En el interior de la tumba) de 1991- su penúltimo trabajo hasta la fecha y anterior al que analizaremos en esta reseña.
La portada es aterradora, con un dibujo de amenazante inspiración zombi, atenuado por un empleo hábil del color. El nombre del grupo es muy visible en su viscosidad gráfica, mientras que para el nombre del álbum se ha escogido una grafía en cursiva de llamativo contraste. Ambos comparten una clara legibilidad.
Tras una breve instrumental sixcordante de naturaleza atmosférica, hallamos 9 canciones rematadas por una versión del tema ‘Critical Madness‘ (Locura crítica) de los americanos Autopsy, aparecido en su disco debút de 1989 «Severed Survival» (Supervivencia seccionada). Los cortes poseen una duración pareja, suponiendo la escucha total del elepé una duración de 41:06. La producción se percibe contenida, recordando a la década de los ochenta en el que predominaba la crudeza por encima de la potencia.
Los ritmos manejados son lentos y medios.
La voz es cavernosa en un tono clásico y ponderado.
Las guitarras son cortantes y cicatriciales, despidiendo unas líneas de sentida mortandad. Los solos aquí se agudizan en unos giros de patente intensidad academicista.
El bajo es uno de los instrumentos más envolventes del disco. Siguiendo la escuela del pasado, con respeto a lo hecho en periodos constitutivos del Metal Muerto primigenio, las cuatro cuerdas suenan con precisa implicación rítmica, conduciendo las composiciones a los lugares donde los sueños turbadores se entremezclan con las pesadillas más tenebrosas. Destaca en este apartado la composición ‘Inscripții antice‘ (Inscripciones antiguas). La huella sonora de su instrumentista puede disfrutarse en grupos paralelos como los también rumanos Vorus o el combo internacional -Rumanía, México y Estados Unidos- Reveler (Alborotador).
Por su parte, la batería a los parches, los platos y el doble pedal, mantiene un pulso de satisfacción causal en práctica simbiosis con su hermana bajística.
Coda: un disco pensado para el inflexible retorno de los muertos descarnados.
Nota: 6.5.
Autor: Deader.
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