Crítica: Laceration – I Erode (2024)


El tiroteo en la escuela secundaria de Oxford. El 30 de noviembre de 2021 se produjo en el instituto de la localidad de Oxford -de unos 4.000 habitantes- el asesinato con un arma de fuego de cuatro alumnos -2 chicas y 2 chicos- con edades comprendidas entre los catorce y los diecisiete años en un tiroteo en masa provocado por un perpetrador -también alumno del centro- de 15 años, posteriormente arrestado sin oponer resistencia. Junto a los asesinados, se consignan 7 heridos, 1 profesor y 6 alumnos. Sobre las 12:51 h se recibió en el 911 el primer aviso acerca del tiroteo en el centro educativo, cuya duración estimada fue de cinco minutos. El arma fue comprada por su padre 4 días antes del suceso y mostrada en la cuenta de Instagram del atacante como regalo de los progenitores. Posteriores investigaciones reseñan la existencia de su diario en el que escribió acerca de su deseo de disparar y asesinar a estudiantes y el hallazgo de un dibujo de una pistola apuntando a las palabras <<los pensamientos no se detienen, ayúdenme>> así como el dibujo de una bala con la inscripción <<veo sangre por todas partes>> y los mensajes <<mi vida es inútil>> y <<el mundo está muerto>>. El 9 de diciembre de 2023 fue declarado culpable en el juicio celebrado en Míchigan de los cargos de terrorismo con resultado de muerte, 4 asesinatos en primer grado, 7 asaltos e intentos de asesinato y por la posesión de un arma de fuego durante la comisión del delito, siendo condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. El 9 de abril de 2024, los padres del tirador fueron sentenciados por 4 cargos de homicidio involuntario a la pena máxima posible de 15 años de cárcel con posibilidad de libertad condicional transcurridos 10 años del cumplimiento. Los fiscales presentaron las pruebas de un arma no asegurada para evitar el acceso a la misma por parte del tirador así como evidencias demostradoras de la indiferencia hacia la salud mental de su hijo adolescente. Es la primera condena a prisión de este tipo a padres por un tiroteo masivo en una escuela estadounidense. En el juicio, la madre de una de las víctimas declaró que <<mientras ustedes estaban comprando una pistola a su hijo, yo estaba ayudando a mi hija a redactar las cartas de solicitud para entrar a la universidad>>.

El disco de hoy es «I Erode» (Yo erosiono), del cuarteto estadounidense Laceration (Laceración). A modo de curiosidad, existen contabilizados 7 grupos con este nombre en los Estados Unidos. El que nos ocupa proviene de Windsor en California, y practican desde 2006 un Metal Muerto Apaleador, deudor de la vieja escuela de los noventa. Éste su segundo elepé, tras el «Demise» (Fallecimiento) de 2021, se lanzó a través del sello americano 20 Buck Spin el 26 de julio de 2024 en formato cedé, vinilo, casete y digital.

Producido por el vocalista/guitarrista de Exhumed (Exhumado) y Gruesome (Espeluznante), está mezclado y masterizado por otro miembro reconocido de la escena con un gran número de trabajos en esta faceta y también músico -nuevo bajista desde 2021 de los californianos Autopsy (Autopsia), del que podéis escuchar el muy recomendable álbum de 2023 «Ashes, Blood, Organs and Crypts» (Cenizas, sangre, órganos y criptas)-.

La portada es una obra maestra del tenebrismo cadavérico, acrecentada por una tenuidad cromática formidable mientras que el nombre del grupo y el título del elepé son muy legibles respecto a grafía y tamaño.

La producción del sonido es impecable, con reminiscencias noventeras ya reseñadas. Es lógico dado el estilo preclaro de los urdidores de este disco. Hallamos en su listado de temas 2 breves instrumentales -‘Degradation‘ (Degradación), abre el disco de modo etéreo y ‘Dreams of the Formless‘ (Sueños sin forma) aporta un fresco interludio lírico- y 6 canciones, llegando a los 32:05 de duración, bien mantenidos a lo largo de este, a priori, escaso minutaje.

Los ritmos trazados son lentos, medios, rápidos y muy rápidos.

La voz se mantiene invariable en un timbre raspado e intenso, escupiendo las palabras con diligencia. En ‘Vile Incarnate‘ (Encarnación vil) apreciamos una fugaz expectoración, inédita en el resto del elepé.

Las guitarras son correosas, de ejecución directa y franca. Los solos surgen con fuerza dentada y un ágil ánimo sensorial.

El bajo clava las líneas con pudiente técnica demoledora. En la parte final de la citada ‘Vile Incarnate‘ se introduce dúctil en los oídos con suma parsimonia.

La batería, a los parches, los platos y doble pedal -tremenda labor aquí- conforma junto a su hermano rítmico un tándem subyugante y plausible.

Coda: un disco que recogido lo aprendido décadas atrás intenta tener su espacio en el presente.

Nota: 6.5.
Autor: Deader.

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