Crítica: Inner Darkness – Descent to Darkness (2022)


La culpa y la vergüenza lo estaban consumiendo. La medicación no hacía efecto, o tal vez en algún punto del último mes dejó de tomarla y de ahí a llegar al estado actual. Sentía que de forma literal le dolía le alma. ¿Cómo había podido estar tan ciego? Lo habían manipulado desde que tenía uso de razón. Tanto sus padres, como la sociedad lo manejaban a su antojo. Nunca encajó, ni tan siquiera quería hacerlo. ¿Qué hacía procurando agradar a los demás? ¿Qué pasaba con sus propios deseos? Tenía que salir de esa espiral de control. No permitiría nunca más que lo obligasen a vivir bajo las reglas de otros ni a tomar estúpidas pastillas. A partir de ese instante, lo haría bajo sus propias normas. Aunque eso significaría pagar un precio muy alto, sería libre de toda atadura innecesaria….
Bienvenidos al universo de Inner Darkness.

El 25 de febrero de 2022, Base Record Production lanzó al mercado el segundo Larga Duración de la One Man Band de Death Metal Inner Darkness «Descent to Darkness».

Ahora bien, ¿quién es el hombre que está detrás del proyecto, encargándose de todos los instrumentos y las voces? Pues no es otro que Carlos, miembro a su vez de Carnivoracy o Pork True entre otras agrupaciones.

No os voy a mentir, Después de que sonase el track intro y ‘Expelled from hell‘, pensé que estaba ante un disco más bien aburrido de «Metal Muerto». Sin embargo, nada más lejos de la realidad. A partir de ‘Mysanthropycracy‘ en adelante, las cosas cambian radicalmente a mejor, a muchísimo mejor. Vale, tal vez Inner Darkness no inventen la rueda. Sin embargo, ¿sabéis que tienen la inmensa mayoría de los tracks que conforman «Descent to Darkness»? Chispa, gancho, llamadlo como queráis. Ese empujón que a muchos les falta a la hora de componer y ejecutar resulta que a Carlos le sobra. Para más inri, y a pesar de usar el HM2, curiosamente no os sonará como a esa infinita cantidad de agrupaciones clónicas que también hacen uso del famoso pedal de distorsión. Así da gusto.

Crujientes, pútridas y violentas son las «hachas». Como decían con anterioridad tienen algo especial. No sabría explicarlo, pero os aseguro que no podrían ser más adictivos. Fluidez, ataques puntuales de tremolo picking y doble armonía es lo que hallaréis en la forma de tocar de este hombre. No es precisamente dado a introducir solos. No obstante, la lead guitar irrumpe en ‘Deep web‘ y ‘Ruins of hate‘.

Agradezco que tan solo exista un tipo de growl. La mezcla de guturales agudos rasgados con otros más profundos comienza a ser demasiado predecible hoy en día.

Amantes de las cuatro cuerdas, echadle un oído a la ya nombrada ‘Ruins of hate‘.

Compensación perfecta entre solidez y velocidad en los parches. Asimismo, no abusa de los «golpes relámpago» sin olvidarse de ellos.

Aluciné especialmente con ‘Deep web‘, ‘Ruins of hate‘ y ‘Human virus‘. Ah, se me olvidaba, os resultará cuanto menos curiosa la versión que le hace a ‘Rain‘ de los The Cult, la cual sirve para poner punto y final al plástico.

Uno de los mejores Elepés del año. Ahí lo dejo.

Nota: 8
Autor: Chus

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