Crítica: Cryptworm – Spewing Mephitic Putridity (2022)

22 marzo, 2022 broken_tomb Críticas 0

Entre empujones e insultos llegó a la sala. El juicio, como era obvio, no fue más que una mera formalidad. Era consciente de que de allí no iba a salir bien parado. La sentencia, fue la más dura posible. No fue otra que ser arrojado al estanque de ácido. Lo encadenaron de pies y manos. El frío acero le hacía grandes rozaduras en los tobillos. Sospechó que antes de llegar a la orilla del malto lugar, ya los tendría sangrando copiosamente. El camino, contra todo pronóstico se le hizo corto. Su vida entera, con sus grandes momentos y peores acciones pasaron por su mente a una velocidad de vértigo. Una vez allí, observó los restos de los pobres desgraciados que allí pululaban. Escuchó una vez más la sentencia. Le preguntaron por cortesía cuál era su última voluntad, y sin más preámbulos lo empujaron. No fue una muerte rápida. Su cuerpo se fue deshaciendo de forma lenta y dolorosa entre inhumanos alaridos….
Bienvenidos al universo de Cryptworm.

«Spewing Mephitic Putridity» es el título del primer Larga Duración de los Death metaleros Cryptworm. El redondo saldrá el 11 de marzo de 2022 gracias a Me Saco Un Ojo Records, Puverised Records y Extremely Rotten Productions.

La alineación del grupo es: Tibor Hanyi (bajo, guitarra, voz), Joe Knight (batería).

Sin ser nada del otro mundo, la verdad que el nuevo Elepé del dúo inglés no deja ni mucho menos mal sabor de boca. El disco desprende un hedor a muerte no apto para sensibleros y fanáticos de géneros de Metal más suaves. La pega que le pondría, es precisamente lo que en realidad y de forma objetiva es su mejor virtud: la producción. Ciertamente suenan únicos, mas no termina de convencerme. Harina de otro costal es el artwork, que sí está a la altura de las circunstancias. Nada más se ve la portada, los que llevamos tiempo en esto sabemos que es más o menos lo que vamos a oír una vez le damos al play.

Las «hachas» no os dejaran indiferentes. La forma de encarar el instrumento en cuestión se basa en ataques fluidos de riffs destensados, donde el tremolo picking va a cuenta gotas, y las dobles armonías son prácticamente inexistentes. No esperéis que la lead guitar trabaje. Solos aquí ni uno.

La voz es imposible que sea más oscura e inentendible. Los growls de Tibor no son de este mundo.

Ni abusan de los mid ni de los up tempos. Obviamente, se puede traducir lo que acabáis de leer en que existe un buen equilibrio entre celeridad y potencia. ¿Hay «golpes relámpago» a lo largo y ancho del redondo?, pues claro que sí, que os pensábais.

Mis tracks favoritos han sido ‘Immense Cerebral Decomposition‘ y ‘Spewing Mephitic Putridity‘. Pepinazos como esos no se catan todos los días.