Crítica: Celacanto – La bestia de tiempos remotos (2021)


No sabía cuánto tiempo había pasado tirado en el suelo en posición fetal. Los primeros minutos, tan solo lloraba desesperado. Después, cuando consiguió tranquilizarse, pasó a balancearse de forma obsesiva. Estaba harto de ir contra corriente, de perseguir un sueño que cada vez estaba más lejos de alcanzar. Sin embargo, ¿qué podía hacer si no? Esos lienzos y lo que había plasmado en los susodichos eran parte de su propia alma. Era consciente de que no podía llevar una existencia anodina como la mayoría. Tan solo podía hacer una cosa. Se levantó a duras penas, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano derecha. Miró a su alrededor durante unos segundos que parecieron años. Después, fue a la cocina. Abrió el primer cajón donde guardaba varias cajas de cerillas. Cogió una. Se dispuso a encenderlas y prender fuego al piso. Poco a poco, el humo llenó el lugar. La pintura de los cuadros burbujeaba justo antes de ser consumidas por las largas lenguas flamígeras, igual que lo hizo su piel, mientras gritaba más de frustración que de dolor. Su lucha había sido inútil. Ellos habían ganado…
Bienvenidos al universo de Celacanto.

Los Sludge Doom metaleros Celacanto editaron el pasado 17 de junio su nuevo E.P «La bestia de tiempos remotos».

El actual line up del combo es: Juan P (guitarra y voz), Víctor (bajo), Manu (batería).

No os podéis imaginar la cantidad de bandas que llego a escuchar al cabo del año. La inmensa mayoría, sin llegar a ser malas, la verdad es que no tienen nada de especial. Afortunadamente, no es el caso de los de Castellón. Puedo afirmar sin temor a equivocarme, que el power trio tiene una propuesta absolutamente única y brillante. Consiguen sin el menor esfuerzo enriquecer el género que ejecutan, alejándose por completo de lo…. ¿cómo decirlo?… común y predecible. Una vez le deis al play al Extended Play en cuestión, os toparéis con un muro sónico infranqueable a la par que adictivo, donde caeréis sin remisión en una espiral de ira y melancolía que devastará vuestras almas. No contentos con ello, resulta que gracias a Odín la producción está a la altura de las circunstancias, al igual que el artwork. Así da gusto sí señor.

Las «hachas», pesadas y dramáticas a partes iguales harán añicos vuestras vértebras. Señoras y señores, os aseguro que cada nota que sale del instrumento de Juan P os obligará queráis o no a hacer headbanging.

Desesperados y apesadumbrados son los registros vocales. Eso sí, no esperéis guturales. Aunque, ¿quién los necesita cuando se consigue transmitir lo que se desea con clean vocals?

Muchísima presencia tiene las cuatro cuerdas de Víctor, y yo que lo agradezco. Da gusto cuando las bass line no caen en el inmenso pozo del autismo sonoro como suele ocurrir.

Los tambores van perpetuamente a medio gas. Manu es toda una bestia que con cada golpe de caja destroza todo lo que tiene a su alrededor.

El asalto lo abre ‘Espuma Incandescente‘. Desde el primer segundo, los puntos se ponen sobre las íes, dejando claro cómo se las gastan a nivel compositivo. Se trata de una tonada de un poco más de seis minutos, que os arrastrará al más hediondo de los pozos de lodo.

Le sigue ‘La Bestia de Tiempos Remotos‘, un tema fresco en la concepción de las seis cuerdas con un toque espacial y psicodélico gracias a la inclusión de solo que sorprenderá a más de uno. Sinceramente, tal vez yo hubiese acortado un poco ese instante atmosférico, y de hecho es el culpable de que no tengan el 9 en el cómputo final. No obstante, tan solo por su autenticidad no se puede chistar demasiado.

En conclusión, si estáis hartos de los mismos esquemas y buscáis algo inusual y con carácter, necesitáis la música de Celacanto y catar «La Bestia de Tiempos Remotos».

Nota: 8,5
Autor: Chus

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