Crítica: Ominous Ruin – Amidst Voices that Echo in Stone (2021)


Una vez cruzaron el portal, éste se cerró de forma abrupta. A su alrededor, tenían un paisaje cuanto menos macabro, que parecía haber salido de una película de terror espacial. Se encontraban en lo que parecía una ciudadela. Había una gigantesca figura, que a pesar de un estado de descomposición bastante avanzado aparentaba seguir con vida. De todo su cuerpo, salían un infinito número de escalinatas y edificaciones tan podridas como el propio ser del cual emergían. De repente, tanto las construcciones como el mismo suelo que pisaban comenzaron a rezumar una extraña sustancia espesa y grisácea. No tuvieron ni la más mínima posibilidad de escapar. En tan solo unos segundos, estaban completamente cubiertos de la materia viscosa, descomponiéndolos hasta que no quedó nada de ellos….
Bienvenidos al universo de Ominous Ruin.

Willowtip Records lanzará el 26 de febrero de 2021 el Elepé debut de los Technical Brutal Death metaleros Ominous Ruin. El redondo tendrá el nombre de «Amidst Voices that Echo in Stone».

El line up de los de California es: Mitch Yoesle (bajo), Andrew Baird (batería), Alex Bacey (guitarra), Adam Rosado (voz), Petr Oplatka (guitarra).

Dentro de lo que ha sido el mundillo musical extremo, si algo caracterizó al pandémico 2020 fue su gran cantidad de trabajos realmente sobresalientes. Al oír el disco que hoy ocupa las líneas que ahora estáis leyendo, me pregunté si no íbamos encaminados a más gloria sónica durante los nuevos 365 días que nos esperan. De verdad, queridos lectores de Broken Tomb, lo del quinteto americano no es ni medio normal. La calidad que atesoran todas y cada una de las tonadas que constituyen el Long Play es apabullante. Tanto es así, que sin pudor o vergüenza digo con total seguridad sobre mis palabras que estamos ante toda una OBRA MAESTRA. Sí amigos, así en mayúscula que se lea bien. Aún no hemos entrado en el siguiente año y ya nos llegan cosas de semejante calibre. Así da gusto, sí señor.

Las «hachas» tienen una capacidad de emocionar maravillosa. Los riffs, sesudos, enrevesados y perpetuamente intensos os dejarán extasiados. No faltan fluidez en ellos, al igual que tampoco los instantes de dobles armonías o tremolo picking. Por cierto, también se atreven con arranques «blackerizados» y disonantes. Ahí es nada. Los solos son inmaculados y trepidantes hasta decir basta.

En los últimos tiempos se ha puesto de moda eso de usar varios registros vocales diferentes. Y sí, efectivamente, a lo largo y ancho del plástico podréis comprobar lo que os acabo de decir. Predominantes growls unen sus fuerzas con puntuales apariciones de guturales agudos rasgados.

Oh Odín, las bass line son una delicia. El bajo de Mitch Yoesle exhibe su mejor cara. Tanto, que incluso se atreve con un solo de dicho instrumento en…. no os lo digo. Descubridlo vosotros y gozadlo como yo lo hice.

Impoluta la manera de aporrear los tambores de Andrew Baird. La cantidad de giros de recorrido son infinitos.

Por supuesto, destaco, recalco y recomiendo imperiosamente la escucha y compra de este disco. Ni debe ni puede faltar en vuestra colección.

Nota: 10
Autor: Chus

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