Crítica: Annihilator – Ballistic, Sadistic (2020)


Dos días, dos malditos días encerrada. El muy salvaje la había amordazado y encadenado. Por el amor de Dios, ¿qué clase de persona podía hacer eso a otra?, aunque aún se preguntaba en muchas más ocasiones cómo llegó a enamorarse y casarse con alguien así. Sabía que tarde o temprano la puerta del sótano se abriría y escucharía como bajaba los quince escalones de rigor. Una serie de escalofriantes pensamientos la asaltaron. Tenía tanto miedo que pensaba que iba a morir en ese mismo instante. Intento tranquilizarse. Respiró hondo varias veces con la intención de encontrar una pizca de lucidez mental y volver a poner las pulsaciones en su sitio. Cuando su «amado» llegase, solo tendría una oportunidad de salvar la vida. Si tenía oportunidad, lo ahogaría con las gruesas leontinas, le quitaría las llaves, se liberaría y saldría pitando de allí. Sí, eso tenía que hacer…
Bienvenidos al universo de Annihilator.

El 24 de enero de 2020 saldrá al mercado el nuevo trabajo de los míticos Thrash metaleros Annihilator. El disco ha sido bautizado con el nombre de «Ballistic, Sadistic» y lo lanzará Silver Lining Music.

El line up actual del combo es: Jeff Waters (guitarra y voz), Aaron Keay Homma (guitarra), Rich Hinks (bajo), Fabio Alessandrini (batería).

Señores, os tengo que reconocer que desde el irregular «Waking the Fury» de 2002 no he vuelto a escuchar nada del proyecto musical de Mr Waters. Supongo que todos estaréis de acuerdo conmigo cuando afirmo que la carrera de este hombre – o de su grupo, llamadlo como queráis- ha tenido una infinidad de altibajos. Con bastante miedo le di al play al trabajo que protagoniza la reseña de hoy, y he de decir que me ha convencido ampliamente. Para mi alegría, los elementos de Technical están salpicado a lo largo y ancho del Elepé, al igual que sucediera en los primeros años de vida del grupo. Además, la potencia y el dinamismo estructural se mantiene a un muy buen nivel todo el tiempo. Una vez más, he llegado a pensar en lo siguiente: la auténtica vieja guardia patea sin problemas a la infinidad de clones de clones que han ido apareciendo desde el año 2000 en adelante. Cambiando de tema, y sumergiéndonos en el aspecto de la producción, como es costumbre en los canadienses, su sonido es único, nítido y característico. Ya con la portada tengo que protestar. Por el amor de Odín, como odio el dibujo digital…

Cada nota que sale de las seis cuerdas de Jeff Waters y Aaron Keay Homma es una bola de demolición. No solo se conforman con introducir riffs fluidos, sino también tropezamos con otros de carácter pesado, pausado y marcado. Como decía en el párrafo principal, los toques de enrevesamiento extra no faltan y yo que lo celebro. Obviamente, los punteos no nos faltan. Tremenda labor en la lead guitar como siempre.

Los registros vocales se basan en un barítono rasgado y potente. Una vez más, Jeff vuelve a ponerse delante del micrófono. Casi se me olvida, cuando menos os lo esperéis irrumpirán coros.

Los amantes de las buenas bass line sonreirán de plena satisfacción y alegría con ‘Psycho Ward‘, ‘Dressed up for Evil‘, ‘One Wrong Move‘ y ‘Lip Service‘. No os digo nada y os lo digo todo.

Usualmente, los parches son golpeados a medio gas o a up tempo de pulso lento. No obstante, poca broma cuando deciden pisar el acelerador a fondo en ‘I Am Warfare‘.

Recalcaría ‘The Attitude‘ y la anteriormente mencionada ‘I Am Warfare‘. No os la describo, echadle un oído vosotros mismos.

Havok y compañía, a ver si aprendéis de los veteranos como Annihilator para construir un buen Larga Duración de «Metal Apaleador».

Nota: 7,5
Autor: Chus

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