Crítica: Voice of Ruin – Acheron (2019)


Las infranqueables puertas de la fortaleza se abrieron muy despacio, dejando pasar al último hijo de la dinastía Liphis. A pesar de no llegar aún a la veintena, aparentaba tener el doble de edad. Era alto y fornido. A su espalda llevaba a Groll, la mítica espada con la que se atravesó el corazón del engendro enviado por Mallrc para destruir la Tierra hace 300 años. La situación podía llegar a ser crítica si no se ponía medios para detener aquello. Por ese motivo, el desgastado guerrero decidió pedir ayuda al monarca de Soarp. La ciudadela parecía estar tranquila, tal vez demasiado. Eso lo hizo sospechar y poner su mente en guardia. Al entrar en el salón real, éste estaba repleto de monstruos. El Rey había sido despedazado. Sus trozos salpicaban el lugar.  ¡Había caído en una emboscada! ¡Era imposible que saliera de allí con vida, las fuerzas del mal habían tomado el lugar!
Bienvenidos al universo de Voice Of Ruin.

«Acheron» es el título del tercer trabajo de los Melo Blackened Death metaleros Voice Of Ruin. El L.P verá la luz el 27 de septiembre gracias al sello Tenacity Music.

El grupo lo forma: Randy Schaller (voz), Erwin Bertschi (bajo), Dario Biner (batería), Nicolas Haerri (guitarra), Darryl Ducret (guitarra).

Amigos, otra cosa no, pero el concepto de solidez compositiva los de Suiza lo tienen bien interiorizado. El quinteto, con su nueva obra, procura reventar la cabeza de los metalheads con una propuesta poderosa y cargada de Groove. En lo personal, el disco en cuestión no me ha dicho demasiado, incluso se me ha hecho largo. Sin embargo, es innegable su calidad. Las tonadas resultan macabras y convincentes, aunque creo que la inclusión puntual de clean vocals siniestras eran completamente innecesarias. La producción es contemporánea y absolutamente cristalina. Por su parte, cierto es que la portada no resulta típica, pero creo que algo insípida sí que es. 

Las seis cuerdas están llenas de ataques disonantes, pesados y fluidos. Por supuesto, no nos faltan las dobles armonías. El tremolo picking aparece con cuentagotas, mas no es inexistente. Si os preguntáis si hay solos, la respuesta es sí. Suelen ser melódicos y emocionantes.  

Respecto a las voces, ya he dejado de caer una descripción de éstas en el párrafo principal. Descarnados shrieks le dan la mano si la ocasión lo requiere a unos barítonos limpios.

Ojo con las bass line. Gracias a Odín, las cuatro cuerdas no pasan desapercibidas.

Los up tempos y blast beats no son recursos desconocidos para Dario y así lo demuestra a lo largo del álbum, aunque de normal sus tambores van a medio gas.

Destacaría ‘Holy Venom’ como lo mejor del Elepé. Antes de oírla, os recomiendo que preparéis el Reflex y el collarín ya que el headbanging está asegurado.

Ahora queda la siempre difícil tarea de terminar la reseña con unas últimas palabras. Poco más puedo añadir que no haya dicho ya. Dadle la oportunidad que merecen anda.

Nota: 6
Autor: Chus

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