Crítica: Victims of Contagion – Lamentations of the Flesh Bound (2019)


A veces, solo a veces, consigo ver al diablo que hay en mi interior. ¿Por qué me miráis así? ¿Es qué acaso vosotros no tenéis también uno? El mío tiene la cara difuminada. Se baña en mis miedos y en los charcos de sangre que mi madre dejó en el baño mientras se desangraba cuando yo tenía once años.  Cuando lo diviso, me mira fijamente. En esos instantes, agarra mi alma, dejándome sin respiración. Cuando al fin me suelta, creo que mi corazón se está ahogando. Pienso una y otra vez en suicidarme. ¿Qué clase de vida llevo? Soy un cobarde incapaz de hacer nada. No me extraña que todo el mundo me desprecie. Es lo que merezco. Os aseguro que tarde o temprano lo haré. Cortaré mis venas o me tragaré suficientes pastillas como para acabar con todo…
Bienvenidos al universo de Victims of Contagion.

Los Technical Death metaleros Victims of Contagion, lanzaron su primer L.P «Lamentations of the Flesh Bound» el 13 de junio de 2019 gracias a Satanath Records.

El grupo lo forma: Mike Rush (batería), Chris Edison (voz), Tony Zello (guitarra), Chuck Forsythe (guitarra), Justin Gizzi (bajo).

Impresionante, simple y llanamente impresionante. El debut de los americanos me ha volado la cabeza. La razón de ello ha sido su personal mezcla entre elaboración instrumental, frescura y una buena pizca de oscuridad. Básicamente, a su etiqueta se le podría añadir sin temor la palabra Blackened. Por supuesto, durante los casi 39 minutos que dura el asalto, cualquier amante de sonoridades similares va a alucinar en colores. La estructuración de las tonadas es tan dinámica como impredecible, manteniendo al que se atreva a oírlo en un estado de completa atención y éxtasis sónico. ¡Más inicios de carrera así hacen falta! La producción no resulta para nada sobrecargada, o mejor dicho, falsa. Es nítida y malévola. Por su lado, el artwork resulta perfecto. Demencial y macabro como él solo.

Poca broma con las «hachas». Como decía anteriormente, no solo son enrevesadas si no también decadentes. Las disonancias campan a sus anchas, al igual que las dobles armonías y los ataques de tremolo picking. La labor de la lead guitar no tiene precio. Si no os emocionáis con estos solos, lo mismo os va otro tipo de «ruido radical».

Con los registros vocales, los tan usados en la actualidad dobles tonos hacen acto de presencia. Preparaos, que los growls más profundos os desgarrarán la yugular, mientras los guturales agudos rasgados terminarán por despellejaros por completo.

La labor de Mr Rush no tiene precio. Este hombre da toda clase magistral con su kit de tambores. Aunque, bien mirado, el resto de sus compañeros hacen exactamente lo mismo con sus respectivos instrumentos.

El plástico me ha encantado en su totalidad, mas si tengo que escoger un solo tema, sin duda sería el final ‘Autophagous Horizons’ Esa canción enseña sin tapujos de todo lo que son capaces el quinteto de Pittsburgh.

Camaradas, me quito el sombrero ante estos tíos. Así da gusto, sí señor.

Nota: 9,5
Autor: Chus

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