Crítica: Fetid – Steeping Corporeal Mess (2019)


La guerra había terminado. Sin embargo, para su desgracia, formó parte el bando perdedor. Había pasado de ser un comandante respetado, a transformarse en un simple prisionero en solo unas horas. Ahora, era consciente de que le esperaba el peor de los castigos: ser devorado por Llorpo, un gigantesco gusano proveniente del espacio. Se decía que los desdichados que servían como alimento para aquel engendro, morían deshaciéndose de forma lenta gracias a sus reflujos estomacales. No temía fallecer. De forma voluntaria decidió hace mucho tiempo servir a su pueblo, aceptando los riesgos que ello conllevaba. Sin embargo, la espera lo estaba volviendo loco. Sabía que no tenía escapatoria, así que decidió ahogarse con su propia lengua. Tal vez serían unos instantes agónicos, pero al menos perecería a su manera…
Bienvenidos al universo de Fetid.

«Steeping Corporeal Mess» es el título del primer L.P de los Death Metaleros Fetid. El trabajo saldrá el próximo 7 de junio de 2019 vía 20 Buck Spin.

Su formación es: Chelsea Loh (bajo), Jullian Rhea (batería y voces), Clyle Lindstrom (guitarra y voces).

¿Recordáis el feeling y estilo de cuando Bolt Thrower editó «Realm of Chaos: Slaves to Darkness» e Incantation nos destrozó con «Onward to Golgotha»? Pues escuchando el disco que hoy nos atañe, me han venido de forma automática a la cabeza esos dos clásicos. Supongo que los veteranos ya saben de lo que estoy hablando. No obstante, si sois más bien novatos, os haré una breve explicación de cómo se las han gastado el power trio de Estados Unidos. De entrada, el sonido es realmente denso, tanto en los instrumentos como en los tonos vocales. Pero lo que realmente interesan son las composiciones, ¿no es así? Éstas van cargadas de cambios de recorrido y de un intenso olor a cadáver en avanzado estado de putrefacción. Vaya, para que me entendáis, del mazazo sónico que recibiréis una vez le deis al play al susodicho redondo, no os vais a levantar en una semana. Esto si que es «Metal Muerto» del bueno. La producción es más añeja que los huesos del esqueleto que salía de «presentador» en Historias De La Cripta, mientras que la portada rezuma maldad por los cuatro costados.

Mr Lindstrom, con cada nota que hace sacar a sus seis cuerdas, consigue abrir varias tumbas de golpe. Sus riffs, insidiosos hasta decir basta, os carcomerán hasta que no quede nada de vosotros. Los hallaréis fluidos, pesados y con toque de tremolo picking. Los solos no son precisamente un alarde de técnica, mas cada vez que este tipo tira de la palanca, consigue que vuestro espíritu grite del más intenso e impensable dolor.

En lo que a voces respecta, como ya dejaba de caer antes, preparaos para un alubión de growls cavernosos e inentendibles. 

Buena presencia del bajo. Las cuatro cuerdas se dejan notar en cada uno de los cortes, otorgando a la propuesta de estos tíos mayor rotundidad. ¿Veis?, ¿por qué el resto no usa este instrumento igual?

La percusión, lo mismo es mastodóntica que veloz cual rayo. Los cambios rasantes de celeridad son tremendos. Así da gusto.

Destacaría….madre mía, lo tengo complicado. Cuando el Elepé me ha gustado entero, tan solo puedo llegar a resaltar alguna que tenga un elemento que no aparezca en el resto. Así que escojo la final ‘Draped in What Was’. Ese inicio con sintetizadores que recuerdan a banda sonora de película de terror de serie b de los 80 os reventará la cabeza. 

Buen comienzo de carrera sí señor. 

Nota: 8
Autor: Chus

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