Crítica: Motive – Fight the World (Reedición 2019)


La ciudad estaba siendo devastada. El ensordecedor ruido de los misiles eclipsaba a los alaridos de la población civil. La muerte y destrucción se adueñó de la urbe que exhibía un asfalto teñido de rojo. Nada ni nadie podía parar al poderoso brujo. Usando el Necronomicón, consiguió hacer que todo aquel que moría en la batalla se convirtiese en un peligroso demonio que actuaba a su servicio. Mientras que sus nuevos esbirros mantenían ocupado a un ejército cada vez más diezmado, el hechicero comenzó el conjuro para abrir un portal dimensional. Necesitaba abrir un puente entre la dimensión del maestro y la de los humanos. Pronto, el gran diablo cósmico conocido como Sorb estaría reinando en la Tierra y él sería su mano derecha…
Bienvenidos al universo de Motive

El cuarto álbum de los Thrashers Motive titulado «Fight the World» se lanzó originalmente el 15 de noviembre de 2018. Finalmente, el sello Metal Devastation Records, lo reeditará el próximo 12 de julio de 2019. 

Su actual line up es: Ninno Thompson (batería), Mike Niggl (voz), Steve Buschart (guitarra y voces), Jeremy Hoffman (bajo).

¿Se puede tener personalidad propia en este género en pleno 2019? La verdad, a juzgar por todos los clones que campan a sus anchas por la comunidad metalera y que encima son respetados, cada vez tenía más dudas. Gracias a Odín, me he llevado una muy grata sorpresa con el trabajo de los americanos. El disco resulta intenso e incluso sorprendente. Olvidaos de seis cuerdas manidas a la velocidad de la luz y batería idéntica en cada uno de los cortes. Aquí hay dinamismo del bueno. ¿Cosas que fallan?, pues curiosamente, su talón de Aquiles no es precisamente musical. Es cierto que el artwork es sanguinario, pero al menos para este humilde redactor le ha resultado muy típico. Incluso los colores que han empleado resultan predecibles. Que no falte el verde nuclear – entiéndase la ironía-. Además, necesitan cambiar de logo ya. Con la producción no hay nada que objetar. Ésta es cristalina y potente.

Pocas, muy pocas veces he oído tremolo picking en bandas de «Metal Apaleador». Siempre que esto ocurre pienso lo mismo: «al fin alguien se decide a incluir ese recurso sin que en ningún momento suene a Death Metal». Como ya habréis deducido, Steve lo hace de forma puntual y le queda genial. Por supuesto, os toparéis con riffs fluidos, pesados y entrecortados. Los solos hacen acto de presencia en todas las tonadas, cumpliendo a la perfección su función.

Buena labor la de Mike. Este hombre, tiene un registro vocal agresivo y personal, que se aleja por completo de los tonos altos que tan de moda parecen estar en la nueva hornada del Old School Thrash.

Los parches son aporreados con pasión. Usualmente suelen ir a un up tempo de pulso lento. No obstante, la sorpresa llega cuando estallan las ráfagas puntuales de «golpes relámpago».

Destacaría las violentas ‘One with the Water’ y ‘An Act of God’ como lo mejor del álbum.

Entre tanta mediocridad en un estilo de Metal más muerto que vivo, a veces aparecen cosas que merecen la pena. Echadle un oído al susodicho Long Play. De verdad, el headbanging está asegurado.

Nota: 7
Autor: Chus

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