Crítica: Bergrizen – Einsamkeit im Wintersturm (2018)


El manto grisáceo de la pesada niebla cubría todo el paisaje. El paraje, según contaba la leyenda era suelo prohibido. El Todopoderoso hizo que la flora tuviese la capacidad de razonar. Todo estaba conectado, siendo el cerebro el árbol que se encontraba justo en el centro. Cómo no podía ser de otra forma. era el más alto y frondoso. Pero sus extraños frutos, de llamativo aspecto y mejor aroma, tan solo proporcionaban la peor de las muertes a todo ser vivo que lo probase. Dios, al comprobar que una vez más Lucifer había corrompido su obra, decidió rodear el valle con unas gigantescas montañas, para que el hombre no pudiese acceder al lugar. Desde entonces, tan solo han observado el bosque buitres y cuervos…
Bienvenidos al universo de Bergrizen.

La One Man Band ucraniana de Black Metal Bergrizen, tras cinco discos de estudio, una demo y un recopilatorio, lanzó al mercado el Live Album «Einsamkeit im Wintersturm» el 25 de noviembre de 2018 vía Purity Through Fire.

El hombre que está detrás de todo no es otro que Myrd’raal, encargándose en estudio de todos los instrumentos y la voz. Para los shows en directo cuenta con el apoyo de: Aldor (guitarra), R. (batería), I.K (guitarra), Ogrim (bajo).

No os imagináis la rabia que me produce pensar que, por culpa de un registro vocal, se vaya al traste lo que a todas miras es una propuesta de alto nivel. Sí, efectivamente, ya lo habéis deducido. Esto que acabo de comentar, es lo que me ha ocurrido al oír a los de Ucrania. Por Odín, la garganta de Myrd’raal se me ha hecho realmente insufrible. Pero bueno, dejemos lo que para este humilde redactor ha sido insoportable, y pasemos a describir un poco con lo que os toparéis a nivel estrictamente musical si le dais al play a este redondo. Las composiciones, son violentas y dramáticas a partes iguales, perfectas para ser banda sonora del suicidio de cualquier desdichado. A su vez, éstas suelen ser extensas, con lo que lo que la cantidad de giros es enorme. No cabe duda del buen gusto que tiene su hacedor para crear música radical. Cómo anécdota, os tropezaréis con dos instrumentales donde se usa el teclado. La primera, colocada a la mitad del embiste, y la segunda al acabar el disco. La producción es buena, añadiendo un artwork manido hasta la saciedad.

Gélidas y melancólicas son las seis cuerdas. Hallamos los riffs fluidos, a doble armonía, apesadumbrados y a una cuerda.

Cómo decía un poco más arriba, los gritos chirrían en exceso. Los predominantes shrieks agudos, comparten espacio con otros de carácter rasgado. La pregunta es, ¿por qué no utiliza más los segundos este hombre?

La percusión, sin olvidar la velocidad suele ir a medio gas. No hay blast pero no faltan los up tempos.

Fanáticos de las bass line, cierto es que las cuatro cuerdas no hacen nada del otro mundo, aunque se deja notar.

No recalcaría ningún tema en concreto. A pesar de ello, es necesario contaros que una vez se llega al ecuador de la acometida, no sé si es cosa mía, pero parece que las revoluciones bajan, mas no la calidad.

Debido a los alaridos, la nota baja estrepitosamente. Sin embargo, todo lo demás es notable.

Nota: 6
Autor: Chus

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