Crítica: Pigskinner – High Life (2020)


Pensaba que la hierba que se estaba fumando era la mejor del mundo. Saboreaba cada calada con una sonrisa estúpida que parecía que no iba a borrarse nunca de su cara. Mientras, el pobre tipo que estaba golpeando con un martillo en las rodillas no paraba de gritar. Parecía un cerdo. Lloraba y suplicaba como la nenaza que era. Tan solo tenía que pagar a su jefe. ¿Tan difícil era eso? De ser así estaría en cualquier parte disfrutando de la vida y no con las rodillas machacadas por completo. Tal vez jamás volvería a andar. Pero que más le daba. Cumpliría las ordenes, cobraría el dinero y seguiría fumando….
Bienvenidos al universo de Pigskinner.

El tercer Larga Duración de la One Man Band de Death Metal / Death Grind Pigskinner «High Life», vio la luz el pasado 29 de septiembre de 2020. El sello encargado de lanzarlo no fue otro que Flesh Sclerosis Productions.

El hombre que le insufla vida al proyecto es Johnny Shitkicker, encargándose de todos los instrumentos y las voces.

Queridos lectores de Broken Tomb, la reseña de hoy me está siendo complicada. ¿Por qué? os estaréis preguntando. Bueno, tranquilos, que durante la misma os iré comentando. El disco en cuestión, no es que sea malo, es que, al menos a mí, no me ha llamado en absoluto la atención. Las composiciones son correctas y simplistas, pero carecen de la chispa que nos hace saltar del sillón, no sé si me explico. Por otro lado, el uso excesivo de mid tempos, junto con unas ráfagas de velocidad que no terminan de cuajar no ha ayudado demasiado. Por otro lado, la producción, si bien es única y nítida, resulta algo amateur. Del artwork, no puedo objetar nada, siendo sobrio sin más.

Como decía en el párrafo principal, las «hachas» son facilonas a la par que contundentes. Eso sí, los momentos de tremolo picking le dan algo de gracia al asunto.

Agradezco sobremanera que no existan dobles tonalidades. Aquí lo que predomina y campa a sus anchas son los growls. Asimismo, os sorprenderéis con los pig squeal de ‘Don’t Forget To Feed The Fish‘. Lo que no me ha cuadrado tampoco son los recurrentes en su muy justa medida intros narrados. ¿De verdad eran necesarios?

Las bass line tienen especial presencia en la ya nombrada ‘Don’t Forget To Feed The Fish‘ y ‘To Drown Human Pride In Maggot Piss‘. Si sois amantes de las cuatro cuerdas, no dudéis en echarle un oído.

El acelerador no sueñe pisarse a fondo en lo que a materia de percusión se refiere. ¿Hay «golpes relámpago»?, sí, pero a cuentagotas.

Destacaría la inicial ‘The Silent Ones‘ por su dinamismo e inclusión de influencia Slam, y la final de seis cuerdas punzantes y algo thrashers ‘El Duderino‘ como lo mejor del plástico.

Independientemente de mi opinión, lo mejor que podéis hacer es tener la vuestra propia. Y para ello, tan solo podéis hacer una cosa: darla al play al Larga Duración que me he dedicado a comentaros a lo largo de esta review.

Nota: 5,5
Autor: Chus

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