Crítica: Ecliptic Vision – Ecliptic Vision (2019)


No puedo mirar atrás ni sentir arrepentimiento. Si vacilo un solo segundo, esa cosa tal vez consiga controlarme a mí también. Nunca he tenido más miedo en mi vida…. No sé cómo podré vivir conmigo mismo después de esto. Por el amor de Dios, acabo de abandonar a su suerte a mi mujer y a mi mejor amigo. Pero si me doy la vuelta e intento luchar contra el esperpento cósmico, sé que correré su misma suerte. Me siento tan rastrero. ¿Esa es la clase de hombre que soy? Si sobrevivo, jamás olvidaré a esa… cosa flotando ante nosotros. Emitía un extraño sonido que curiosamente no me afectó. Sin embargo, mi amada y alguien que he considerado toda la vida mi hermano, comenzaron a transformarse en un hibrido entre la especie del monstruo y la nuestra. ¿Acaso son ellos nuestros creadores? ¿Tenemos todos incubando una especie de huevo que eclosiona y nos hace mutar al oír el ruido que emite el ser proveniente de las estrellas? Tengo que avisar a alguien, detener esta locura. Tal vez esté viviendo el comienzo de la conquista del planeta…
Bienvenidos al universo de Ecliptic Vision.

El segundo L.P homónimo de los Death metaleros Ecliptic Vision, se editó de forma independiente el pasado 6 de julio de 2019.

La formación está compuesta por: Derek Ponton (bajo y voces), Vincent Lawyer (batería), Ryan Caughey (guitarra y programaciones), Joshua Rivet (voz).

De verdad, creo que es complicado hacer un disco más tedioso que este. No sé por qué están catalogados como un conjunto de «Metal Muerto». Lo único que tienen de ese género son los guturales. Por lo demás, cualquiera que le dé al play al redondo en cuestión se va a topar con una colección de seis cuerdas de carácter puramente groovies, donde la modernidad abraza al aburrimiento sin remordimiento alguno. Supongo que para las nuevas generaciones la propuesta del cuarteto americano le parecerá genial, pero para el humilde redactor que ahora escribe la reseña que estáis leyendo es infumable. La producción es contemporánea y contundente. Por otro lado, lo mejor del Elepé es sin duda el artwork. Tremenda portada.

Destensadas y pesadas a más no poder son las «hachas» de Ryan y Joshua. De adictivas y sorprendentes no tienen nada, mas hay algo de doble armonía y tremolo picking. La lead guitar tan solo aparece en ‘Dark Flow Remnants’.

Con los registros vocales tampoco hay novedad. Los growls cavernosos predominantes les dan la mano a otros de tintes más agudos rasgados. Al menos no hay clean vocals, menos mal.

De forma casi exclusiva, el kit de tambores va a medio gas. Es curioso, incluso cuando hay algún latigazo de celeridad, la sensación de que se está ante algo trepidante no aparece. 

Destacaría la anteriormente nombrada ‘Dark Flow Remnants’. Es la única que se sale un poco de la estructuración generalizada del resto de tonadas.

Reitero, si os gustan la nueva escuela más rítmica bien. Si no, de verdad, mirad a otro lado.

Nota: 5
Autor: Chus

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