Crítica: Uburen – And the Mountains Weep (2019)


Infinitas bandadas de cuervos graznaban sin cesar mientras se posaban en las ramas cercanas a lo que sería en breves momentos el campo de batalla. Los carroñeros, sabían que la sangre pronto bañaría el paraje. Ellos, deseaban estar allí para alimentarse no solo de la carne, sino también del espíritu de los guerreros que estaban a punto de caer. Ambos bandos no tardaron en aparecer, comenzando de inmediato la batalla. Los gritos de ira y dolor de un buen puñado de hombres resonaban en cada rincón de la explanada, mientras que junto al chasquido del metal de las espadas, formaban una perfecta sinfonía de destrucción…
Bienvenidos al universo de Uburen.

El tercer álbum de los Viking Black Metaleros Uburen llamado «And the Mountains Weep», apareció de forma independiente el 13 de abril de 2019.

Su line up es:  Bior Kjetilson (bajo), Thord Olavson (batería), Ask Kjetilson (guitarra).

Amigos, con la reseña que ahora leéis, voy a volver a ser el villano de la película. ¿Por qué?, pues porque hay cosas que para mí son imperdonables. A ver, por donde empiezo… En líneas generales, el disco es tremendamente estático. La cantidad de sorpresas o sobresaltos positivos que podéis llegar a encontrar se reduce a una, ya os diré después cual. Básicamente, la sensación de que estamos ante un solo track de casi 45 minutos no desaparece jamás. Obviamente, cuando llega el final del Elepé acaba siendo un descanso o al menos, así fue para mí. Lo más triste, es que con una mayor cantidad de giros en las tonadas la cosa hubiese sido muy diferente. Pero no todo deja que desear, la producción es cristalina y el artwork es impresionante.

Decadentes e insidiosas hasta reventar son las notas que Ask saca de su instrumento. El recurso que más usa es el ataque de tremolo picking. 

En el apartado vocal, disfrutaréis de dos tipos de shrieks, uno más profundo que otro.

La batería, casi de forma exclusiva, va a medio gas. Si necesitáis velocidad, mejor que vayáis en busca de otra cosa.

Destacaría ‘Valkyri’ por ser la única canción donde hay algo de celeridad y canjes de recorrido. Sí, ahí está la parte de asombro que os comentaba en el párrafo principal. El resto, siniestras a más no poder, mas también planas.

No sé vosotros, pero este humilde redactor le pide algo más a la música extrema. No obstante, como siempre, la última palabra la tenéis vosotros. Os recomiendo que le echéis un oído para poder opinar como Odín manda.

Nota: 4
Autor: Chus

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