Crítica: Flub – Flub (2019)


Le gustaba pasear por los bosques. Siempre se sentía complacido comprobar cuál era el efecto de su presencia en esos lugares. La vegetación se marchitaba de forma literal tras su paso. A veces, deseaba tener un poder contrarío al que se le había otorgado. ¿Cómo sería crear vida en vez de arrebatarla? Él llegaba en el ocaso de la vida de cualquier cosa que la tuviese. Los miraba, pudiendo observar en tan solo un segundo todos los acontecimientos que habían marcado de una forma u otra a esos seres. No los consolaba, no les decía que todo iría bien, no les ofrecía la oportunidad de entender el sentido de la existencia misma. Tan solo envolvía sus almas con su pesada túnica negra, hasta absorber por completo su propia esencia. Los humanos le parecían especialmente estúpidos. Durante miles de años se había encontrado con un incontable número de personas que creían que había algo después de su llegada. La expresión, tan solo percibida por él al descubrir lo contrario, era una mezcla entre pavor y decepción. Así ha sido, y seguirá siendo, hasta llegar el día en el que el creador decida acabar con su obra y volver a empezar de cero.
Bienvenidos al universo de Flub.

El 7 de junio de 2019, vio la luz el primer L.P homónimo de los Technical Death Metaleros Flub gracias al sello The Artisan Era.

Su formación es: Jared Klein (batería), Eloy Montes (guitarra), Michael Alvarez (voz), Matthew Mudd (bajo).

La escucha del nuevo Elepé de los de Sacramento me ha producido una serie de sentimientos encontrados. Me explico. La técnica y el buen hacer de estos tipos es una auténtica maravilla. Aseguro que resultan frescos. Llegados a este punto, algunos pensaréis, «¿entonces cuál es la pega?» Pues el problema viene de la mano del instrumento que le da originalidad a su propuesta, o sea, el teclado. Su uso le resta solidez al resultado final de las tonadas, aunque a su vez permite que la música resulte única. Imaginaos como está este humilde redactor vuestro mientras escribe la reseña que ahora estáis leyendo. Es algo así como, «oh, me encanta, pero a la vez me chirría en ciertas partes». Metiéndonos en el plástico en cuestión, creo que es imposible que alguien pueda conseguir estructurar mejor los cortes que los americanos. Los ramalazos de Melo Death están asegurados, así como pinceladas de Deathcore y Djent. La producción, era tan nítida y precisa como era de esperar, mostrando una portada repleta de fantasía a la par que oscuridad.

Incontestable es la labor de Eloy con su «hacha». Lo de este hombre es de otro mundo. Sus riffs son armoniosos, brutales y punzantes, hasta el punto de poder destrozar en mil pedazos a cualquiera que se atreva a oírlos. Por supuesto, los solos son todo un monumento a la precisión.

En los tiempos que corren, es difícil que una banda de estas características no use dos tonos vocales. Efectivamente, os deleitaréis con unos predominantes guturales agudos rasgados e inclusiones puntuales de growls cavernosos.

Poca broma con el bajo. En ocasiones me pregunto que han comido estas personas para llegar a tocar tan bien.

Dinámica y precisa se presenta la percusión Los cambios de recorrido y velocidad son rasantes.

Destacaría la violenta y final ‘Wild Smoke’. De verdad, tenéis que catarla. Ah, se me pasaba, siendo precisamente el tema que pienso que desentona, ‘Rebirth’ tiene un desarrollo perfecto.

Un conjunto singular. Sin la aparición de las teclas les hubiese puesto la nota máxima. No obstante, creo que nadie podría puntuar mal semejante Long Play. 

Nota: 8
Autor: Chus

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