Crítica: Злурад – Во благо злу (2018)


Qué sencillo se ve todo desde fuera. Creo que durante toda mi vida no he hecho nada bien a ojos de nadie. A veces, solo existe una forma de evadirse, y os aseguro que al menos para mí solo puedo hacer una cosa: tomar sustancias prohibidas por la ley. Vale, estoy consumiéndome lentamente, y la dependencia que tengo a ese polvo blanco es incontrolable. Pero si estuvieseis en mi pellejo, si hubieseis cometido mis errores, me comprenderíais. Sé que tengo un problema. Bueno, tengo muchos. Tantos que ni en cinco vidas completas podría solucionarlo. Al ser un auténtico cobarde, no soy capaz ni de afrontarlos ni de quitarme la vida. Supongo que tarde o temprano la cocaína me llevará al otro barrio. Bien pensado, espero que no tarde mucho en matarme…
Bienvenidos al universo de Злурад.

El día de mi cumpleaños, o sea, el 17 de enero de 2019, el sello No Name Recordz publicó el primer L.P del combo de Noisecore  Злурад, titulado «Во благо злу». Lo sé, necesitáis que al menos lo ponga en inglés ¿verdad? Pues la banda se llama Zlurad y el disco «A Blessing or a Curse (For the Good of Evil)».

Su formación es: Roman “Karandash” Karandaev (trompeta y voces), Dmitry “Dimon” Kuzovlev (bajo y voz), Andrew Kim (batería), Ivan “Vanish” Khvorostukhin (cuerno, congas, voces), Violetta Postnova (voz).

No soy precisamente un experto en este género. De hecho, para que os voy a engañar, ni siquiera me gusta. Os juro por Odín que realizar su reseña me ha sido doblemente difícil. Por un lado, independientemente de mis gustos personales, procuro ser lo más objetivo posible. Pero por otro, los ocho cortes que conforman el álbum que hoy protagoniza estas esquelas me han resultado cuanto menos irritantes. Una cosa está clara, los de Rusia son tan caóticos como frescos, incluyendo ADN de Powerviolence en su música. Esto es un trabajo de extremos. Todo está llevado al límite, consiguiendo que cualquiera que se atreva a oírlo caiga en el pozo de la locura. Cabe resaltar que las seis cuerdas son inexistentes. No sé si a vosotros os pasará, pero yo las he echado muchísimo de menos. La producción es realmente orgánica, y su artwork, creo que es imposible hacerlo más psicodélico y llamativo.

El bajo lleva la batuta, exhibiendo unas líneas veloces y oscuras. Tal vez Mr «Dimon» no haga nada del otro mundo, pero desde luego cumple con creces su función.

Atentos a las pinceladas de trompeta que andan sueltas a lo largo y ancho del Long Play. Garantizo que aumentan la sensación de desorden y originalidad.

Los registros vocales son agónicos, iracundos y desordenados. En resumidas cuentas, varias gargantas gritando por doquier.

Respecto a los parches, como ya apuntaba un poco más arriba, o van a mil por hora o son aporreados lentamente, creando down tempos.

Destacaría la inicial y directa ‘Карусель’. En tan solo 33 segundos, vuestros sesos reventarán. No os digo nada y os lo digo todo.

Si os gusta este tipo de «ruido» radical echadle un oído. ¿Por qué los apruebo después de tan mala experiencia sonora? pues porque a pesar de los pesares, la banda es auténtica. Solo por eso ya tienen mis respetos.

Nota: 6
Autor: Chus

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