Crítica: Oldlands – Source of Eternal Darkness (2019)


Will entró en la habitación. Miró a su alrededor. Allí estaban todos los pesos pesados de la organización. Suponía que, después de haber pasado con éxito todas las pruebas, lo harían miembro. Las miradas de los jefazos más importantes de la congregación secreta se clavaron en él con aire maléfico. Acto seguido, lo invitaron a sentarse a la gran mesa. Willy sintió alivio. Parecía que todo estaba en orden. Comieron y rieron durante un buen rato. De repente, el muchacho se sintió mareado. Tanto, que acabó por desplomarse en el suelo. Cuando volvió en sí, estaba atado, con las cuatro extremidades muy separadas, formando una especie de equis humana. Antes de que pudiese gritar, sintió como alguien le hacía una profunda y larga incisión en la espalda, arrancándole lentamente la columna vertebral. En aquellos leves instantes donde aún no había muerto, comprendió que había sido usado como sacrificio en un terrorífico ritual…
Bienvenidos al universo de Oldlands.

Oldlands, es una One Man Band de Black Metal procedente de Brasil. El 25 de enero de 2019, Sangue Frio Produções lanzó su primer L.P «Source of Eternal Darkness». 

El hombre encargado de dar vida al proyecto, no es otro que Vox Morbidus.

Correcto sin más el debut que hoy estamos comentando. Reconozco que hay algunos cambios rasantes de dirección que resultan interesantes. Sin embargo, a veces he llegado a tener la sensación de no saber muy bien que estaba pasando. Como mejor ejemplo de lo que digo, está la confusa ‘Rotten Nazarene’. A su vez, los tonos vocales no terminan de cuajar. A pesar de ello, y gracias a Odín, existen suficientes momentos estelares como para salvarlo de la quema. Como anécdota, he de contaros que muy puntualmente oiréis leves pinceladas de teclado, introducidas de buenas maneras. ¿Eran necesarias?, pues la verdad es que no, mas tampoco estorban en absoluto. De la producción….. total, ya sabéis que en «Metal Negro» lo que se gasta es un sonido sucio y crudo. Para que decir más ¿verdad? Respecto al artwork, éste es nihilista, típico y efectivo a partes iguales.

Los guitarrazos son extremadamente gélidos y sanguinarios, sin que por ello se tenga que renunciar por completo al componente dramático de los susodichos. Los riffs los hallamos fluidos, disonantes, decadentes y con ramalazos de dobles tonos y armonías. Grata sorpresa me lleve al comprobar que la lead guitar trabajaba en todos los cortes. Tal vez no sean unos solos para tirar cohetes, pero si que cumplen a la perfección su papel.

Rabiosos a la par que embarullados son los shrieks de Vox Morbidus. ¿Es cosa mía o usa efectos de voz? Ah se me olvidaba, en tan solo una ocasión, introduce barítonos limpios en ‘I Just Want to Die’.

Los mid tempos predominan en los parches. Pese a ello, cuando la ocasión lo requiere los tambores se aporrean a toda castaña. Eso sí, nunca se llega a los blast beats.

Destacaría la anteriormente nombrada ‘I Just Want to Die’ y ‘The Chosen One’ como lo mejor del plástico.

No creo que lleguen a ser el grupo de cabecera de nadie. Lo que sí es seguro, es que los amantes de este género disfrutarán escuchando la embestida que ha protagonizado estas esquelas.

Nota: 6
Autor: Chus

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