Crítica: Encephalic – Brutality and Depravity (2019)


Supongo que lo llevaba dentro. Desde pequeño imaginaba como sería el matar a una persona. Deseaba mirarle a los ojos mientras su vida se apagaba. A pesar de lo que se dice por ahí de gente como yo, jamás maltrataría a un animal. Ellos son nobles y honestos, cosa que ningún ser humano puede decir. Cuando cumplí los 20, decidí dejar de reprimirme. ¿Qué sentido tiene la existencia si uno acaba haciendo no lo que desea, sino lo que la sociedad impone? Creo que esto tendrá sentido para usted ¿verdad?  Si no, es más estúpido de lo que pensaba. A partir de esa fecha, tardé una semana en acabar con mi primera víctima. Todo es más fácil si queda en familia. Y ¿qué mejor manera para estrenarse que acabando con tu propia hermana? Con la excusa de contarle un gran problema, hice que viniese a mi piso. Nada más entró, le rajé el cuello. La sensación de poder que me embargó fue increíble. Ojalá todo el mundo pudiese experimentar algo así. La sangre fluía a borbotones. Intentó absurdamente taparse la herida con ambas manos…… Aunque claro, el subidón dura muy poco. Después, viene el siempre duro trabajo de limpiarlo todo. Fue complicado cortarla en trozos para arrojar sus pedazos al río sabe. Eso sí, nunca me deshago de las cabezas. Son mis trofeos. A veces fantaseo con ponerlas colgadas de la pared… Si quiere saber a cuantos he liberado de este mundo, debe llegarse a los almacenes de la calle 37. El número 15 es el mío. Dentro, encontrará un congelador industrial. Ábralo y verá comisario…
Bienvenidos al universo de Encephalic.

En 2017, se formó el combo de Brutal Death Metal Encephalic / Slam Brutal Death. Finalmente, y tras ser fichados por Sevared Records, aparecerá su primer disco llamado «Brutality and Depravity» el 25 de mayo de 2019.

El grupo lo forma: Oscar (voz, bajo y programador de batería), Sergio (guitarra).

Posiblemente, el disco que hoy protagoniza estas esquelas sea el más enfermizo que se vaya a lanzar este año. Vaya con los de Almería. Sus composiciones rezuman tanta violencia, que solo los amantes del «Metal Muerto» más extremo y del Slam sabrán apreciar la calidad del redondo. Los cortes son terriblemente variables, consiguiendo demostrar con creces que, sin hacer alardes de técnica, se puede crear música realmente dinámica. Lo único que podría achacarle son las baterías. Éstas pecan más de una vez de confusas. Por lo demás, todo está en orden. Entrando en lo que es la producción, el sonido es contundente. Respecto al artwork, es la típica portada que se puede ver en el resto de agrupaciones similares. Tal vez no será demasiado original, pero no podéis decir que no es efectiva.

Devastadoramente insanos son los riffs. Tanto, que su escucha es como si os lanzaran trozos descompuestos de vuestros familiares a la cara. Los hallamos fluidos, pesados y con pinceladas escasas de una cuerda. Asimismo, introducen si la ocasión lo requiere unos armónicos putrefactos y alguna que otra doble armonía.

La garganta de Oscar, emite una doble tonalidad de growls a cada cual más insalubre. Hacía tiempo que mis oídos no cataban algo así. Bien por él.

Ya lo comentaba algo más arriba. La percusión puede que desoriente a más de uno. Espero que para próximos embistes cuiden más esta faceta, ya que ha sido la que le ha restado nota al Elepé. Si os preguntáis que predomina, si la celeridad o la pesadez, la respuesta es la primera. Orgía de «golpes relámpago» camaradas.

Ojo a las cuatro cuerdas. Vale, no hacen nada especial, pero tiene tanta presencia como las «hachas».

Destacaría ‘Morbid Sadism [Fred & Rose West]’. ¿Por qué?, ponéosla y lo sabréis anda.

Yo de vosotros me haría con una copia de este C.D. Como rezaba cierto slogan, «Extreme Music For Extreme People».

Nota: 7,5
Autor: Chus

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