Crítica: Akhenaten – Golden Serpent God (2018)

"BrokenTomb"


En tan solo unas horas amanecería. Debía darse prisa en terminar el hechizo que lo transformaría en el ser viviente más poderoso del universo. Si todo salía bien, el Rey Serpiente y él serían uno. El engendro no solo le aportaría fuerza, sino también la sabiduría de tiempos ancestrales donde existían civilizaciones mucho más antiguas que la humana. Con los brazos alzados, comenzó a gritar las últimas palabras del embrujo. Mientras lo hacía, el clima cambió rápidamente a su alrededor. Un potente viento trajo consigo nubes con una gran actividad eléctrica. Comenzó a llover con fuerza, al mismo tiempo que la tierra se resquebrajaba a su alrededor, formando una circunferencia perfecta. Del circulo emanó fuego. Las llamas crecieron hasta llegar al firmamento, creando una especie de portal de donde salió el aterrador monarca en forma de extraña niebla esmeralda. El muchacho, se quedó con la boca abierta, sonriendo de plena felicidad. Lo había conseguido. El precio que tenía que pagar era su alma, pero le pareció un sacrificio más que justo, para la cantidad de poder y conocimiento que iba a obtener.
Bienvenidos al universo de Akhenaten.

El tercer disco del dúo de Blackened Mesopotamian Folk/Death Metal Akhenaten, "Golden Serpent God", salió el 31 de mayo de 2018 vía Satanath Records, Cimmerian Shade Recordings y Murdher Records.

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Los encargados del proyecto son Jerred Houseman (todos los instrumentos) y Wyatt Houseman (voz).

Propuestas como la de esta pareja musical o las adoras o las odias. En mi caso ocurre lo segundo. Jamás he entendido ese afán que tiene algunos por mezclar sonidos étnicos con metal extremo. De normal, suelen salir discos tremendamente aburridos e incluso desesperantes. Tristemente, el álbum que hoy ocupa estas líneas no es una excepción. Metiéndonos en las estructuras de los temas en sí, los teclados cobran un exceso de protagonismo, relegando en ocasiones a las guitarras a un segundo plano. Por otro lado, ¿de verdad había necesidad de incluir tres instrumentales de carácter folclórico, siendo para colmo una de ellas demasiado "máquina" en el redondo? Y es que aquí casi nada se salva. Si hablamos de la producción o sonido en sí, éste es demasiado embarullado, debido a un exceso de pistas sonando a la vez. Al final, alguno de vosotros podría a sentirse desorientado ante tanto ruido y tan pocas nueces. Al menos, el artwork es evocador.

Las "hachas" son gruesas a más no poder. Los riffs los hallamos destensados, pesados y fluidos.

Respecto a los tonos vocales, tropezamos con cavernosos growls y guturales agudos rasgados. Reconozco que el señor Wyatt Houseman tiene un registro muy a tener en cuenta.

Presumiblemente programados son los parches. Los beat suelen ir a medio gas. Las inclusiones de aceleración son ínfimas, pero no inexistentes.

Destacaría el tercer corte titulado "Throne of Shamash" por ser el más violento y apocalíptico de todos.

Si sois de los que amáis esas fusiones echadle un oído. Por el contrario, si os pasa al igual que a mí, salid corriendo como alma que lleva el diablo en dirección contraria de donde se escuche este Long Play.

Nota: 3
Autor: Chus

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